Recientemente salió un estudio que dice que mirar detenidamente un par de ojos por un periodo prolongado puede tener un efecto sobre tu estado de consciencia.
Este intrigante descubrimiento no es nuevo, hace unos años un grupo de científicos reclutaron a 50 voluntarios e hicieron que miraran detenidamente sus ojos en un espejo en un cuarto con luces tenues por 10 minutos. Para muchos tomó menos de un minuto para empezar a notar algo extraño.
Sus caras comenzaban a cambiar y transformarse, adquiriendo la apariencia de animales, monstruos o incluso familiares difuntos. Resulta que los efectos son mucho más dramáticos cuando el espejo es intercambiado por otra persona.
En el estudio nuevo, separaron a sus 40 voluntarios en pares, cada par se sentó en un cuarto con poca luz a un metro de distancia. La iluminación permitía que aún se pudieran ver rasgos en la cara, pero la percepción de colores fue disminuido. Después de 10 minutos, los participantes contestaron un cuestionario sobre su experiencia en el cuarto, lo cual reveló unos efectos intrigantes. Las parejas estaban divididas en dos grupos, uno donde se miraban a los ojos y otro donde los pares se encontraban de espaldas. Aquellos en el grupo que se miraban a la cara dicen haber visto una mayor intensidad en los colores y los sonidos eran más fuertes de lo que deberían. El tiempo parecía moverse más lento, además 90% de los participantes decían ver la cara de su pareja deformarse, 75% dijeron ver monstruos y 15% vieron rasgos de parientes aparecer en las caras de sus parejas.
Estas sensaciones indican síntomas de disociación. Interesantemente, estos síntomas hacían relación con la deformación de caras, pero no la apariencia de caras extrañas. Los investigadores creen que estas alucinaciones son una consecuencia de regresar a la realidad después de entrar en un estado disociativo debido a la falta de estimulación.
Cuando miramos a un punto central por un periodo prolongado, rasgos en tu periferia empiezan a desaparecer gradualmente. Pero si esto explicaría lo que sucede, entonces esperaríamos que los rasgos faciales empezaran a desaparecer gradualmente en lugar de que les pasaran cosas extrañas. Y si algo visual hace falta, el cerebro trabaja para llenar estos espacios basado en expectativa y experiencia.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.