Cuando cae la noche, las aceras y monumentos de Paseo de la Reforma se iluminan de colores. Este espectáculo de luces, inaugurado hace unas semanas por el Gobierno del DF y en el que se invirtieron 197 millones de pesos en el tramo que va desde la Avenida Lieja hasta Juárez, se ha convertido en el principal atractivo de los turistas y transeúntes de la principal avenida de la ciudad.

Atraídos por las luces y los colores de los proyectores que irradian monumentos como el Ángel de la Independencia, la Diana Cazadora, el Monumento a Colón y el de Cuauhtémoc, el público celebra el nuevoalumbrado público y artístico, pero para algunos especialistas en iluminación y defensores del patrimonio histórico el proyecto carece de un concepto arquitectónico que permita la apreciación clara y estética de los monumentos y critican la exageración de los tonos de colores de los proyectores LED.

Para el ingeniero Marco Antonio Góngora Amaro, uno de los pioneros en el tema, la iluminación vial en Reforma está bien resuelta, lo que está mal en los monumentos es el color que no permite su apreciación clara, estética y técnicamente está mal resuelta. “Es claro que tecnológicamente se están utilizando buenos equipos pero sin un sentido claro de la estética.

Es posible que en determinado momento algún monumento histórico pudiera tener color, pero deberá tener una razón clara y un concepto sólido, el color siempre es un riesgo, la línea es muy delgada entre arte y falta de gusto”.

Que el Ángel de la Independencia, el máximo emblema de la ciudad, luzca de color morado o rojo, hace que el monumento se vea deforme, opina Olga Orive, presidenta de ICOMOS México, organismo consultivo de la UNESCO, quien recuerda que según las disposiciones internacionales, la iluminación en edificios y monumentos deben ser neutros, “como uno ilumina su casa, excepto que uno tenga una fiesta psicodélica”.

“La arquitectura histórica o artística no está hecha para que esté de colorcitos amarillos, azules, rosas, rojos y morados. Eso es más bien para edificios contemporáneos”, señala la especialista.

Por ahora, los proyectores LED colocados en los monumentos, como el Ángel de la Independencia, cambian de colores cada determinado tiempo, pero según ha declarado la Secretaría de Obras y Servicios del DF, esas combinaciones RGB se utilizarán solo para ocasiones especiales y el resto del tiempo los monumentos estarán iluminados en blanco. De acuerdo con Rosa María Lara, directora de Licencias, Inspecciones y Registros de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH, una de las recomendaciones que el instituto dio para la iluminación en la Glorieta de Colón y la de Cuauhtémoc, que son los dos monumentos que tiene bajo su normativa, fue que las luces utilizadas sean en tonos neutros, tal como lo marcan los criterios generales de iluminación para monumentos históricos estipulados en la “Carta de Taxco”, redactada en Taxco, en 2009, y que es el documento que unifica los requerimientos mínimos para la aplicación de proyecciones de luz en los monumentos del país.

Esa normativa, explica, debe ser aplicada tanto para los monumentos históricos como artísticos, ya que fue una iniciativa propuesta por el INAH, pero que fue respaldada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y otras instituciones como la UNAM.

“Preferimos que los colores sean tonos cálidos. Puede ser que los colores solamente se usen en algún tipo de festividad o, por ejemplo, cuando se iluminan de rosa para crear conciencia sobre la lucha contra el cáncer de mama, o en las festividades de septiembre. Ahí sí está un poco permitido que iluminen los edificios con colores pero porque es algo efímero, que puede estar un día, una semana o en el caso de las fiestas patrias 15 días o todo septiembre”, explica Lara.

Para la conservación

El proyecto de alumbrado público en Paseo de la Reforma está a cargo de la empresa francesa Citelum, que posee un contrato por 10 años y en este tiempo será la encargada del mantenimiento, rehabilitación y operación de la iluminación.

Al respecto, Lara comenta que otro de los lineamientos que se deben considerar en este tipo de proyectos es que la iluminación no debe ser permanente, pues la tecnología está cambiando constantemente y por ahora no se puede decir que los sistemas LED sean los más eficientes para estas intervenciones.

Con ella coincide Góngora Amaro, quien asegura que en términos de conservación uno de los principios que se debe respetar es el de reversibilidad, lo cual significa que en una intervención de este tipo el proyecto debe contemplar la capacidad de retirar las instalaciones sin generar daño alguno al inmueble o monumento. “Es necesario comprender que la tecnología cambia constantemente, además de que los proyectos no duran toda la vida y los monumentos son nuestro patrimonio”, comenta el especialista, quien ha dirigido proyectos de iluminación en edificios como la Catedral de Morelia, la antigua Basílica de Guadalupe, la Plaza Tolsá y la calle de Regina en el Centro Histórico.

Para Góngora Amaro, aunque las luces sean muy atractivas para el público, se debe considerar que no todo se debe iluminar de colores, como ha sucedido en las aceras de Reforma. “La iluminación de color sobre los árboles, o por lo menos eso parece que pretenden, es lamentable, no creo que sea algo necesario para nuestra ciudad”, comenta.

Para el arquitecto Gustavo Avilés, responsable del diseño de iluminación en la Iglesia de Santa Prisca, en Taxco, Guerrero, la nueva iluminación en los corredores del Paseo de la Reforma está “principalmente basada en lamentables supersticiones tecnológicas, supuestos ahorros energéticos, la tremenda presión de la industria y la tolerancia política”.

“Al observar los resultados presentados en esta iluminación, menciono como espectador ciudadano la distorsión al significado, la fragmentación de la imagen e identidad del patrimonio histórico al lastimar el uso visual cotidiano, manifestando resultados en donde la iluminación es más protagónica que el elemento o monumento mismo”, comenta.

El también académico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM lamenta que con esto la principal avenida de la ciudad muestre alteraciones de forma, modelaje, color, proporción e intensidad. “La Ciudad de México es la ‘Ciudad Fundación’ de un imperio y de una cultura diversa, profunda y de gran belleza. De noche, hasta hace pocas noches, desaparecía silenciosa, tímida y anónimamente en la obscuridad sin mención alguna. Ahora de noche vemos y veremos por muchas noches la misma ciudad en un Paseo de la Reforma disfrazado en cromáticas y maquillajes ajenos a esa profundidad radical que la ennoblece”, concluye.