sacerdote

Que yo sepa, matar, violar, extorsionar, abusar, robar, son crímenes, es decir, son actos que realizan criminales. Pero hacerlos de mala fe, hacerlos con dolo y aún más hacerlo a niños, a menores de edad que no pueden defenderse, que confían en ti, a quienes les has vendido la idea de que te vean como a un padre, ostentando tener el apoyo divino, es un acto archi mega criminal, son actos diabólicos.

Cuando el asunto está apoyado por varios soldados, por legionarios, se convierte sin más ni más, en un ejército, una legión de criminales. Los oscuros legionarios de cristo, todos bien vestiditos con casacas negras, bien peinados y con zapato reluciente y chillador, hoy, salen a “pedir perdón”. Qué cinismo digo yo, que vergüenza dicen otros, que injusticia dicen las miles de víctimas afectadas. Porque violar a un niño, le parte la vida, a él, a sus padres, a sus amigos, a la sociedad. Es una perversa e infame cadena de maldad. Los actos criminales del Sr. Maciel (no es padre de nadie… perdón si, de los hijos de las mujeres a las que engañó y embarazó), afectan mucho más de lo que pueden afectar lo que hacen otros criminales.

Los legionarios de Cristo son diferentes, son más peligrosos, pues juegan con los dogmas, con los miedos de la gente, con su ignorancia, con su deseo de pertenecer, de creer. Son criminales engañosos, se distinguen por su buen porte, por caras bonitas, por su buen ver, “cultos” y educados en las mejores universidades (según ellos), la gran mayoría de ellos provienen de familias pudientes, algunos de Monterrey. “Es tan culpable el que mata a la vaca como el que le detiene la pata”, dice el refrán.

Soy exalumno de la Universidad Anáhuac, incluso fui maestro por más de 17 años y todos, absolutamente todos los de arriba lo negaban y encubrían, los de en medio lo aceptaban, los de abajo lo sufrían. Mi respeto, mi amor por la universidad la hicieron pedazos, se fue mermando poco a poco.  ¿Y si yo violara a un niño? ¿Y si yo le rompiera la vida, si lo traumara y lo usara, habría consecuencias?  Seguramente si, ¿Por qué a ellos no? Aclaremos: los protege el vaticano por el gran caudal de fondos que ellos aportan, es cuestión de lana, no de principios, no de valores, mucho menos de fe.  Los defiende el gobierno mexicano, hay mucha gente del Reinum Christy (organización de los propios legionarios) trabajando en todo tipo de instituciones públicas y privadas, pagando “diezmos” y recibiendo “favores” a diestra y siniestra.

Pedir perdón solamente le sirve al criminal y a sus compinches. Sirve para “lavar” la consciencia del delincuente y purificar su imagen, a la víctima no le sirve de nada, de hecho, es un segundo agravio, pues lo deja con un gran sentido de injusticia, de enojo muy profundo. Lo deja con un gran trabajo de reparación que debe de realizar él mismo, generalmente solo, cuando puede, cuando tiene los recursos, cuando todavía es reparable. El verdadero perdón está en reparar el daño y sus consecuencias, aun cuando a los criminales, entre ellos a millones de “padres” no les convenga. El verdadero perdón, solo se puede considerar después de reparar el daño y las consecuencias del crimen. El verdadero perdón está en garantizarle a la sociedad que la atrocidad no va a volver a ocurrir.

Imaginemos a los caballeros templarios saliendo a pedir perdón yéndose a sus casas, sin reparar daño, sin cumplir condena. Sin duda, sería una garantía de que va a volver a suceder. La verdadera responsabilidad está en dar respuesta, en asumir consecuencias. No es salir a pedir perdón y esperar que “Dios” lo pague, mucho menos de aquellos que usan la palabra de “Dios” en vano, como los macabros legionarios de cristo. Los que trabajaban y colaboraban con el Reinum Christy estaban obligados a referirse a su criminal fundador como “Nuestro Padre”. Y cuando yo escuchaba esta satánica expresión, yo me preguntaba: ¿Y si a este viejillo obscuro y pretensioso le dicen “nuestro padre”, no implica por lo menos en teoría se acostó con todas sus mamás? No es además un intento de ser aceptado como un todo poderoso, como un “Dios”, pues en el dogmatismo católico nuestro padre es sinónimo de “Dios”.

Los templarios cobran diezmo por protección, los legionarios también. Los templarios dañan a la sociedad y tienen iglesias, los legionarios también. Los templarios abusan de las mujeres y los niños, los legionarios también. Los templarios están coludidos con las autoridades locales y federales, los legionarios también. Los templarios manipulan con el miedo a la sociedad, los legionarios también.  Cuando esos legionarios criminales estén en la cárcel, cuando reparen el daño, cuando la justicia los trate como lo que son, entonces podrán salir a pedir perdón.

Para reflexionar y exigir justicia.

Alfonso del Valle Azcué