Sólo porque escribas abiertamente sobre el despecho y el dolor significa que estés esté siempre rota, no significa que no conoces la felicidad o el amor o la euforia.

Lo hemos experimentado todo, hemos seguido con nuestras vidas tras nuestros exes, hemos sanado de experiencias dolorosas, hemos dejado expectativas de gente a la que nos hemos apegado. No siempre estás rota y llena de dolor, no necesitas que te arregle alguien para poder amar otra vez.

Puedes escuchar canciones tristes y leer poesía triste porque recuerdas lo que es sentir de esta manera. Recuerdas el dolor y recuerdas fácilmente lo que te rompió y cómo te sentías, pero estos recuerdos ya no te hacen daño.

Estos recuerdos te inspiran a hacerte más fuerte, sabia y completa por tu cuenta. Estos recuerdos no son una invitación para que alguien te vea como una persona rota y te quiera reparar.

Mira la versión mejorada de ti misma. Esa persona que se armó solita, quien siguió sus sueños, quien sanó y revivió su corazón y está lista para amar con todo su ser otra vez.

La verdad es que todos llegamos a un punto de nuestras vidas donde ya no dejamos que la gente nos haga sentir que no somos lo suficientemente buenos. Dejamos de definirnos por cómo nos ven los demás y ya no permitimos que otro ser humano con sus fallas con las mismas inseguridades te haga sentir como si tuviera mucho trabajo por hacer para que llegues a la talla.

Todos trabajamos en nosotros mismos. Todos intentamos sanar lo que nos fue dañado dentro de nosotros. Así que no necesitas a alguien que te arregle o que te diga quién debes ser. Tampoco necesitas a nadie que te esté apresurando, tómate tu tiempo.

Disfruta del proceso, estás creciendo a tu manera, aprendes de tus errores y te vuelves la persona que siempre querías ser pero no sabías cómo.

Porque incluso cuando estás rota, no quieres depender de nadie para que te arregle. Necesitas aprender a levantarte y componerte por tu cuenta, una y otra vez.

No eres un proyecto en el que nadie tenga que trabajar. Eres un ser humano con todo e imperfecciones y siempre serás así. Así que acéptate cómo eres y haz que los demás te acepten igual.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.