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Un par de participantes permitieron que se les pusieran cámaras por todas partes del cuerpo mientras tenían sexo en la posición de misionero. A través de una pequeña cámara colocada dentro de la vagina, los espectadores pueden ver más cerca que nunca cómo el pene entra en la vagina, estimulando el clítoris y la parte frontal de la pared vaginal, donde se ubica el punto G.

Mientras todo esto sucede, la mujer puede experimentar un orgasmo que se manifiesta a través de varias formas, incluyendo contracciones musculares y una sensación de sentir el corazón de uno mismo en la vagina. Esto sucede como un resultado directo de la estimulación del clítoris.

Tanto el clítoris como el glande contienen una gran cantidad de terminaciones nerviosas que envían información sensorial al cerebro que luego se estimula, resultando en la liberación de grandes cantidades de dopamina y oxitocina, hormonas que nos hacen sentir bien.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.