En junio de 2011, apenas cuatro meses antes de fallecer, Steve Jobs presentó frente representantes de la ciudad de Cupertino (norte de California) sus planes para la nueva sede de Apple, que contemplaban la construcción de un espectacular edificio circular con aspecto de nave espacial que contaría con un enorme espacio verde en su interior.
Ahora, el Consejo de la localidad californiana finalmente ha dado el visto bueno al inicio de las obras del llamado “Campus 2” del gigante tecnológico, diseñado por la firma del prestigioso arquitecto británico Norman Foster y que debería estar finalizado en 2016.
Las nuevas instalaciones contarán con una superficie total de más de 70 hectáreas y el edificio principal tendrá capacidad para albergar a más de 14.000 empleados repartidos en aproximadamente 2,6 millones de metros cuadrados en cuatro plantas.
La “nave espacial” -como la bautizó el propio Steve Jobs- se construirá en el lugar donde ahora se levanta la antigua sede de Hewlett-Packard y centralizará las operaciones de Apple en Cupertino, aunque la compañía mantendrá su clásica sede ubicada en número 1 de Infinite Loop.
El anillo de cristal y metal contará con una de las instalaciones de paneles solares más grandes del mundo y albergará un nuevo centro de investigación y desarrollo, además de gimnasios, una cafetería y un auditorio subterráneo con capacidad para 1.000 personas.
El jardín que se construirá en su interior, al que sólo podrán acceder los empleados de la compañía por razones de seguridad, tendrá pistas para correr y andar en bicicleta y en él se plantarán miles de árboles.
Pese a que algunos vecinos de Cupertino han mostrado su preocupación por el impacto que el nuevo edificio podría tener sobre el tráfico de la zona debido al aumento significativo del número de trabajadores, la ciudad californiana ha dado la bienvenida de manera entusiasta a la nueva casa de Apple.
Sin demasiada controversia
“A lo largo de los años he informado sobre muchos proyectos constructivos en Cupertino y este es uno de los menos controvertidos que jamás he visto, algo que es sorprendente dado su gran tamaño”, señala Matt Wilson, periodista basado en Silicon Valley.
Según explicó Wilson, ello es debido a que “los residentes de la zona son conscientes del impacto positivo que Apple tiene en la economía local”.
“Cupertino es una ciudad fuertemente asociada a Apple. Los que en este momento no trabajan para Apple lo han hecho en el pasado o quieren hacerlo en un futuro. Además se trata de una comunidad próspera cuyos miembros se identifican con los productos que vende la compañía”.
Wilson cree que por eso no han mostrado ninguna oposición al proyecto, sino más bien algunas preocupaciones relacionadas con el tráfico y con el hecho de que el espacio interior del anillo no será accesible a los vecinos, “algo que no estaba claro en un principio”.
El economista y activista comunitario Tap Merrick se encuentra entre los residentes de la zona que han presionado para que Apple diera una respuesta a las dudas que los vecinos tenían sobre la nueva sede de la compañía.
“En su momento álgido HP tenía 9.000 empleados y el número de trabajadores en el nuevo edificio de Apple ascenderá a cerca de 15.000. Ello hará que se produzcan colapsos de tráfico”, dijo Merrick.
Además del aumento en el flujo de automóviles y de las molestias que el ruido y los escombros de la obra podrían causar en los vecinos, Merrick también señaló que la llegada de miles de nuevos empleados también aumentará la dependencia económica que Cupertino tiene de Apple, algo que, en su opinión, puede resultar problemático en un futuro.
“Cuando una ciudad depende de los ingresos que recibe de una sola compañía es peligroso ya que cuando ese dinero se deja de ingresar por cualquier motivo las finanzas públicas se resienten”, añadió Merrick.
Dependencia económica
Según estadísticas publicadas por medios locales, no existe en Silicon Valley una ciudad tan dependiente de una sola empresa como Cupertino.
Los 16.000 empleados de la compañía de la manzana suponen el 40% de todos los trabajadores de la ciudad, un porcentaje que aumentará con la construcción del nuevo campus.
Además, una parte considerable del presupuesto de Cupertino proviene de los impuestos que paga Apple.
“Cada año cuando el Consejo presenta el proyecto de presupuesto anual de la ciudad uno de los puntos principales es la necesidad de diversificar la economía local ante la dependencia de Apple, aunque no se acaban de adoptar medidas”, explica el periodista Matt Wilson.
Pese a ello, los analistas creen que la situación no es muy preocupante ya que en Silicon Valley -donde el espacio para construir es limitado- cuando una gran compañía desaparece, es remplazada rápidamente por una nueva.
Apple construyó su primera sede en Cupertino en 1993 en la famosa dirección 1 Infinite Loop. Pronto esas instalaciones, que en la actualidad albergan a 3.000 empleados, se quedaron pequeñas, lo que obligó a la compañía a comprar o alquilar otros inmuebles para dar cabida a 13.000 nuevos empleados.
Según los analistas, no hay duda de que los beneficios para Cupertino y otras localidades de la zona han sido grandes, como demuestran los cerca de US$5.000 millones que, según Apple, sus empleados gastan cada año en los negocios locales.
Aunque no haya econtrado demasiada oposición vecinal, el gigante tecnológico se ha comprometido a financiar mejoras en las carreteras alrededor de la zona donde se levantará su nueva sede y a garantizar que el 34% de sus empleados viajarán en transporte público o en autobuses de la empresa.
Los habitantes de Cupertino parecen estar listos para el aterrizaje de la “nave espacial” de Apple.
Fuente: (BBC)