La obesidad es uno de los detonantes más importantes de afecciones cardiacas, sobre todo las de tipo obstructivo, las cuales son las responsables, en la mayoría de los casos, de que dicho órgano caiga en insuficiencia.

El experto Tomás Fernández Ramírez, indicó que malos hábitos alimenticios y pobre actividad física constituyen una mancuerna muy poco saludable.

“Sobre todo en lo que se refiere al sistema cardiovascular, porque la grasa ingerida en exceso, tiende a acumularse en forma de ateromas o tapones que hacen difícil la circulación sanguínea”, señaló el titular de la División de Cardio Tórax en el Hospital de Especialidades.

Dijo que esta pobre circulación sanguínea trae una serie de consecuencias, entre ellas una oxigenación deficiente, por lo cual, en un mecanismo compensatorio, el corazón empieza a crecer y con ello a perder su adecuada contractilidad.

“Esto se llama insuficiencia cardiaca y en la mayoría de los casos es progresiva y mortal a menos que el paciente se someta a un trasplante cardiaco”, subrayó.

Fernández Ramírez resaltó que además la obesidad es precursora importante del llamado síndrome metabólico, el cual aglutina un conjunto de afecciones que en no pocos casos llevan a la persona al desarrollo de diabetes, mal conocido por sus múltiples repercusiones, entre ellas, a nivel del sistema arteriovenoso.

Subrayó que el índice de mortalidad a causa de una enfermedad del corazón es muy elevado y aquellas personas que sobreviven a ello pueden quedar con secuelas incapacitantes, que redundan en una calidad de vida muy pobre llena de cuidados.

Por ello, recomendó una alimentación balanceada y actividad física periódica, para evitar el sobrepeso y la obesidad.

“El IMSS cuenta desde hace años con la estrategia PrevenIMSS, en la cual, una de las acciones prioritarias se enfoca precisamente en la nutrición y el ejercicio como pilares de una buena salud”, mencionó.

Notimex