Padres e hijos que comparten Facebook, ¿se puede? Carly y su madre son amigos en Facebook, pero eso no quiere decir que lo comparten todo.
La joven de 17 años de edad del condado de Marin, en California, ha perfeccionado sus opciones de privacidad de Facebook para que su madre no pueda ver todos los mensajes que pone en su línea de tiempo. Su padre, en contraste, nunca revisa la red social.
“En este momento, mi madre sólo puede ver las cosas que he posteado. Ella no puede ver nada de en donde fui etiquetada o cualquier cosa que mis amigos me dicen en mi perfil”, dijo Carly, una estudiante de preparatoria que pidió ser identificado sólo por su nombre de pila. “Pero ella no lo sabe”, agregó.
Con los adolescentes y sus padres (o hasta los abuelos) cada vez más activos en las redes sociales, las generaciones se unen en una delicada danza de la privacidad, la seguridad y la libertad de expresión en internet.
Las opiniones de adolescentes sugieren que algunos buscan rincones de las redes sociales donde pueden comunicarse con sus amigos y compañeros fuera de la mirada vigilante, o hasta humillante, de sus padres.
Los padres, por su parte, están luchando con la forma de monitorear la actividad en línea de sus hijos y mantenerlos fuera de problemas pero sin ser agobiantes o inoportunos. Y ambos sectores están buscando maneras de coexistir pacíficamente en las pocas redes sociales a las que se unen.
La reputación es todo
Los adolescentes de hoy son nativos de las redes sociales. Han crecido poniendo su información personal en línea y se sienten cómodos de compartir fotos y videos de ellos mismos, actualizar sus estados de relación y registrarse en ubicaciones.
Lo que ellos no comparten con sus padres es el nivel de preocupación sobre la privacidad o qué hacen las empresas y el gobierno con su información. Según un estudio reciente realizado por el Pew Internet and American Life Project, sólo el 9% de los adolescentes reportó estar “muy preocupado” por el acceso de terceras personas a sus datos.
Pero eso no quiere decir que sean imprudentes con sus datos personales, de acuerdo a la investigación del Pew.
La mayoría de los adolescentes ejercen un estricto control sobre quién puede ver su información, pero más debido a que son muy conscientes de cómo cada dato publicado, junto al número de Me gusta que pueden obtener, moldea la forma en que son percibidos por sus compañeros.
Pew encontró que los adolescentes han desarrollado una variedad de maneras de controlar su privacidad.
Se sienten cómodos navegando entre la configuración de privacidad que es bastante complicada en Facebook y sólo el 14% tiene un perfil de Facebook abierto. Ellos también editan lo que aparece en su perfil, borran mensajes, comentarios y etiquetas no deseados.
Para los adolescentes que buscan ocultar su actividad en redes sociales de los adultos, la configuración de privacidad selectiva a veces puede ser innecesaria. De los adolescentes, 58% dijo que publica actualizaciones que eran bromas o mensajes codificados que sólo algunos amigos entenderían.
La búsqueda de nuevos espacios
Muchos adolescentes están aprendiendo a compartir las diferentes partes de sus vidas en línea. Facebook es el sitio más popular para los adolescentes y sus padres, de acuerdo con Pew, pero los adolescentes expresaron “un entusiasmo decreciente” en el sitio. Argumentaron la colonización de la red social por parte de adultos y cantidades excesivas de “drama”.
Algunos adolescentes utilizan Facebook para postear mensajes públicos, pero los mensajes más personales son colocados en redes sociales menos conocidas que sus padres no conocen o a la que no se han unido.
Muchos adolescentes también están en Twitter, Instagram, Tumblr, Vine y Pinterest —sitios donde indican que se siente con menos presión social y más libertad para expresarse.
Twitter ha experimentado un rápido crecimiento entre los usuarios jóvenes, mientras que Vine, con sus seis segundos vídeos, es una forma creativa de mensajería para una generación orientada a los mensajes visuales.
Incluso el puritano LinkedIn está cortejando a los adolescentes. A principios de este mes, el sitio de redes sociales para profesionales bajó la edad mínima a 14 años (antes 18), y anunció nuevas páginas especiales para las universidades, con la esperanza de incluirse entre los aspirantes universitarios.
Si los adolescentes realmente no quieren que pueda ser visto algo, usan las herramientas de mensajería más privada, como Kik, WhatsApp o Snapchat , que pueden ser utilizados para enviar mensajes a grupos de amigos.
SnapChat es una aplicación móvil que permite a los usuarios compartir fotos o videos que desaparecen al cabo de unos segundos. Por esa razón se ganó una reputación para la promoción del intercambio de imágenes subidas de tono.
“¡En Snapchat… todo vale!”, dijo Carly. ” Snapchat se pone un poco loco, porque se supone que debe ser borrado después de 10 segundos o menos. No estoy segura si eso es realmente cierto, pero hay definitivamente un sentido diferente en la seguridad con Snapchat de Facebook o Instagram”, agregó.
Hacer la paz con los padres
Algunos niños y los padres dicen que han elaborado formas de compartir las redes sociales en armonía.
De acuerdo con el reciente estudio del Pew Center, solo el 5% de los adolescentes reportó la creación de filtros para sus padres y la mayoría (70%) son amigos de sus padres en Facebook.
Julie LaRue y su hija de 16 años están juntas sobre todo en Facebook, pero las dos han coincidido en poner algunos límites.
“Su regla para mí es no comentar sobre los comentarios de sus amigos, a menos que se dirijan a mí, y no etiquetarla en fotos sin su consentimiento”, dijo LaRue, quien vive en Baldwinsville, Nueva York. LaRue también se mantiene al margen de otras redes sociales de su hija, como Tumblr, Twitter y DeviantArt.
A cambio, su hija está prestando atención a sus advertencias sobre qué información personal comparte en línea y se ha comprometido a no publicar fotos del tipo que no se sentiría cómoda mostrando sus padres.
En la misma línea, la mamá de Carly etiqueta a su hija en fotos y le da Me gusta a sus comentarios, pero no opina mucho porque sabe que es vergonzoso para su hija. Carly, por su parte, trata de no meterse en problemas.
“Realmente trato de no tener ninguna fotografía con partes de mí o cualquier leyenda o comentario con malas palabras… pero es difícil estar al 100% bien cuando toda tu vida está en línea”, dijo.
CNN