El Papanicolaou sigue siendo el estudio por excelencia en la detección oportuna del cáncer cervicouterino, resaltó el oncólogo Francisco Neblina Ramos adscrito al Hospital de Ginecobstetricia del IMSS en Jalisco.

El especialista señaló que es un estudio que se debe realizar una vez por año, tras el inicio de la vida sexual activa e incluso antes si la mujer llegara a presentar alguna alteración en su aparato reproductor.

“Mujeres que se encuentran manteniendo relaciones sexuales sean de la edad que sean, deben realizarse su Papanicolaou y su estudio citológico, para tener control y en su caso encontrar lesiones tempranas”, recalcó.

Subrayó que en algunos casos en que se observan anomalías, la mujer puede realizarse antes del año su estudio y si en tres ocasiones continuas el Papanicolaou sale negativo, puede hacerse de forma más espaciada con un intervalo de hasta tres años.

Indicó que este estudio es muy importante para las mujeres con prácticas de riesgo, como el hecho de mantener múltiples parejas sexuales, esto debido a la probabilidad incrementada de adquirir el virus del papiloma humano, precursor de cáncer cervicouterino.

Asimismo, dijo que ese examen se aconseja en aquellas mayores de 40 años, aún cuando no tengan vida sexual activa, debido a que a partir de esa edad es frecuente que padezcan diabetes, hipertensión u otra afección crónica que compromete sus defensas.

“Empiezan los cambios del propio envejecimiento y las enfermedades degenerativas a partir de esta edad, la mayoría presenta presión alta, diabetes u otro tipo de patología, dentro de estas mismas afecciones aumenta el riesgo para el cáncer”, advirtió el oncólogo.

Destacó que, por desgracia, el cáncer cervicouterino es una enfermedad silenciosa, y es hasta que se encuentra en fases avanzadas, cuando aparecen síntomas como dolor, sangrado e incluso mal olor.

Lamentó que hasta un 70 por ciento de los casos llegan a recibir atención médica en etapas avanzadas de ese mal, cuando ya aparecen lesiones malignas en el cuello de la matriz y que obligan a realizar cirugía radical de extirpación.

“En casos más severos a ofrecer a la paciente únicamente alternativas paliativas por encontrarse fuera del alcance de la medicina curativa o de control”, apuntó.