La lista es larga: cantidades industriales de trabajo, malos entendidos por WhatsApp, tráfico infernal (acompañado de una orquesta de cláxones), clima casi “bipolar”, ambientes negativos, alimentación a deshoras, vista cansada por pasar tanto tiempo frente a las pantallas, la cartera raspada y el eterno “no me alcanza el tiempo”.

Ante esto, tómate un respiro.  Los días de descanso han llegado y mereces disfrutarlos al máximo. Sí, lo sabemos, muchas personas deciden viajar en esta época del año, pero quedarse en casa tiene su encanto.

Nada tiene más estilo que disfrutar el tiempo libre realizando todas esas actividades que por uno u otro motivo has postergado. Seguro que lo puedes lograr aún quedándote en la ciudad donde vives; claro, siempre y cuando no vivas en un “destino vacacional”.

Así que aquí te van 12 ideas para aprovechar vacaciones de Semana Santa:

Pasear al aire libre. Convivir con la naturaleza siempre ayuda a cambiar el chip, por eso, bien vale ver el cielo y los árboles, dejar que tus pies tengan contacto con el pasto, encontrar formas en las nubes, caminar sintiendo el aire en el rostro, comer un helado de tu sabor favorito e, incluso, retomar un ejercicio que te guste practicar. Eso sí, lleva a la mano tu bloqueador solar para aplicártelo cada dos horas (es lo recomendado por los dermatólogos)

Ver a tus amigos (y sin preocuparte por la desvelada). El ritmo de la vida muchas veces nos lleva a aplazar los encuentros con las personas que estimamos. Los días libres son ideales para tomar ese “cafecito”, “chelita” o “cenita” que le debes, desde hace mucho tiempo, a tus compadres. Lo mejor de todo es que pueden tener una larga charla, sin preocuparse por el tiempo.

Ponerte creativo en la cocina. Si eres de las personas que ama comer bien, seguramente también te gusta hacer experimentos culinarios. Ya sea con tutorial en mano, por obra de tu imaginación o con la receta de la abuelita, puedes crear tu propio platillo. Tú decides el nivel de complejidad. La onda es que sientas gran satisfacción al degustar tu creación gastronómica.

Desempolvar ese libro que tanto te estaba gustando. Es común que la rutina te aleje, en ciertos momentos, de esa lectura que te apasionó desde la primera página. Ahora es un buen momento para retomarlo y, para acompañarlo, puedes tomar un rico café, un té, una limonada. Puedes hacerlo en la comodidad de tu casa, en un parque o en el cafecito de tu barrio.

Limpieza de tiliches (Let it go, let it go…). Sí, así de sencillo: lo que no has usado en un año, seguramente no lo usarás más. Así es que puedes desechar todo eso que no es indispensable en tu día a día. Va desde ropa, muebles, zapatos y trastes, hasta accesorios. No significa que debas tirarlo. Recuerda que lo de hoy es reciclar, así que puedes planear una venta de garage o donarlo a alguien que lo necesite.

Visitar un museo, ir al cine o al teatro. Son tres enriquecedoras actividades que ayudan a ver las cosas desde otro punto de vista y, afortunadamente, están al alcance de todos. Además de alimentar tu cultura, dan mucha tela de donde cortar para futuras pláticas.

Meditar (en todos los aspectos). Hacerlo desde la manera más zen, con respiración profunda, introspección y conciencia, con posturas y escenarios tranquilos, hasta la simple revisión de tus propósitos de año nuevo. Este es un excelente momento para encontrar fortalezas y debilidades y, así,  planear futuros movimientos.

Escuchar tu música favorita. La música que te hace feliz siempre te dibujará una sonrisa en la cara (y bien dicen que la sonrisa es la línea curva que endereza todo). Así es que no dudes en disfrutar esas canciones que tanto te gustan, y si lo puedes acompañar de tu bebida favorita, será mucho mejor

Embadurnarte de menjurjes el cuerpo. El SPA en casa es un clásico de los días libres. Ya sea que te pongas esa mascarilla e hidratantes que sólo usas cuando tendrás un evento especial, o que decidas hacer exfoliación de cuerpo completo, baño en tina, velas y música ligera, tu cuerpo lo agradecerá.

Ver tu serie favorita. Si te has perdido capítulos de tus programas predilectos, éste es el momento para retomarlos y ponerte al corriente. Lo puedes acompañar de una rica y nutritiva botana.

Realizar cambios al hogar. No tienen que ser arreglos que te dejen en total fatiga. Puedes enmarcar esa foto que tanto te gusta y colgarla en la pared, cambiar algunos muebles de lugar, poner una nueva maceta, etcétera. Qué sé yo, puedes darle algún toque nuevo al espacio que habitas.

Simplemente dormir a “pata suelta”. No hay más. Si eres de las personas que aman dormir como osito, ésta es una oportunidad que no puedes echar en saco roto.

¿Sabes qué es lo mejor? Que no existen reglas. Tú las pones. Puedes improvisar hasta donde te de la imaginación y así  aprovechar estas vacaciones de Semana Santa. La moraleja es que ¡siempre puedes plantear un plan B para todo!