Dr Sanjay Gupta, marihuana, opinión

Por Dr. Sanjay Gupta

Durante el último año estuve trabajando en un nuevo documental titulado “Weed” (Marihuana). El título “Weed” podría sonar arrogante, sin embargo el contenido no lo es.

He viajado alrededor del mundo para entrevistar a líderes médicos, expertos, productores y pacientes. Les hablé con franqueza, les hice preguntas difíciles. Lo que descubrí fue impresionante.

Tiempo antes de comenzar este proyecto, revisaba continuamente la literatura científica estadounidense acerca de la marihuana para uso medicinal y pensaba que no tenía nada de extraordinario. Hace cinco años era difícil defender el uso de la marihuana en la medicina después de leer estos documentos. Incluso en 2009 escribí sobre esto en un artículo para la revista TIME, titulado ” Por que votaría en contra a la marihuana”.

Pues bien, aquí estoy para disculparme.

Me disculpo porque no investigué lo suficiente, hasta ahora. No vi hacia adelante lo suficiente. No revisé los documentos de laboratorios pequeños en otros países cuyas investigaciones eran extraordinarias, y desdeñé a los ruidosos coros de pacientes legítimos cuyos síntomas mejoraron con el uso de cannabis.

En cambio, los clasifiqué dentro del grupo de simuladores que buscan notoriedad y que únicamente buscan drogarse. Creía erróneamente que la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos incluía a la marihuana como sustancia de lista 1 por bases científicas sólidas. Claro, deben de tener razonamientos de calidad en cuanto a que la marihuana se encuentra en la categoría de las drogas más peligrosas que “no son aceptadas para usos medicinales y tienen un alto potencial de abuso”.

No tenían la ciencia para sustentar este reclamo y ahora sé que, en lo que se refiere a la marihuana, ninguno de estos razonamientos son verdaderos. No tiene un alto potencial de abuso y existen aplicaciones médicas muy legítimas. De hecho, algunas veces la marihuana es lo único que sirve. Por ejemplo, está el caso de Charlotte Figi, a quien conocí en Colorado. Comenzó a sufrir convulsiones poco después de haber nacido. A los tres años, tenía 300 semanales, a pesar de tomar siete medicamentos distintos. La marihuana medicinal ha calmado su cerebro, las convulsiones se han limitado a 2 o 3 al mes.

He visto de primera mano a más pacientes como Charlotte, he pasado tiempo con ellos y me he dado cuenta que es una irresponsabilidad como comunidad médica el no proporcionarles los mejores cuidados que les podemos dar; estos cuidados incluirían a la marihuana.

Hemos sido terrible y sistemáticamente engañados durante 70 años en los Estados Unidos, y pido perdón por mi participación en esto.

Espero que este artículo y mi próximo documental ayuden a aclarar las cosas.

El 14 de agosto de 1970, el Sub-Secretario de Salud, el Dr. Roger O. Egeberg, escribió una carta recomendando que la planta, marihuana, se clasificara como sustancia en la lista 1, y así ha permanecido durante casi 45 años. Mi investigación comenzó con la cuidadosa lectura de esta carta de hace varias décadas. Lo que descubrí fue inquietante. Egeberg había escogido cuidadosamente sus palabras:

“Debido a que existe un considerable vacío en nuestro conocimiento de la planta y los efectos de la droga activa que contiene, nuestra recomendación es que la marihuana se mantenga en la lista 1 por lo menos hasta que se completen ciertos estudios que se efectúan ahora para resolver el asunto”.

No por datos científicos sólidos, sino más bien por su ausencia se clasificó a la marihuana como sustancia de lista 1. Nuevamente, el año era 1970. Egeberg menciona que se están realizando estudios; sin embargo, muchos nunca se completaron. Sin embargo, conforme continué con mi investigación, me di cuenta que Egeberg de hecho tenía disponibles importantes investigaciones, algunas de ellas con más de 25 años de antigüedad.

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[sws_yellow_box box_size=”700″]Alto riesgo de abuso [/sws_yellow_box]

En 1944 el alcalde de la ciudad de Nueva York, Fiorello LaGuardia, encargó a la New York Academy of Science (Academia de Ciencias de Nueva York) que realizara una investigación. Entre sus conclusiones: descubrieron que la marihuana no ocasionaba una adicción significativa en el sentido médico de la palabra. Tampoco encontraron evidencia de que la marihuana llevaba a la adicción de morfina, heroína o cocaína.

Sabemos que, aunque los cálculos varíen, la marihuana ocasiona dependencia en alrededor del 9 a 10% en los usuarios adultos. En comparación, la cocaína, una sustancia de lista 2, “con un potencial de abuso menor que las drogas de lista 2”, engancha a alrededor del 20% de aquellos que la utilizan. Alrededor del 25% de los usuarios de heroína se vuelven adictos.

La peor sustancia es el tabaco, del cual el número llega a casi 30% de fumadores, muchos de los cuales mueren por su adicción.

Existen claras evidencias que en algunas personas el uso de la marihuana puede ocasionar síntomas de abstinencia, entre ellos insomnio, ansiedad y náusea. Aún tomando en cuenta esto, es difícil argumentar que tiene un alto potencial de abuso. Los síntomas típicos de la adicción a la marihuana no se parecen a los de las otras drogas que he mencionado. He visto los síntomas de abstinencia del alcohol, y pueden ser una amenaza a la vida.

No quiero mencionar mi preocupación por lo que pienso como padre. Los cerebros jóvenes en desarrollo son probablemente más susceptibles a la marihuana que los cerebros adultos. Algunos estudios recientes sugieren que el uso durante los años de la adolescencia ocasiona una disminución permanente en el CI. Otra investigación sugiere un aumento en el riesgo a desarrollar sicosis.

De la misma manera que no permitiría a mis hijos a ingerir alcohol, tampoco les permitiría la marihuana hasta que sean adultos. Si se obstinan en probar la marihuana, los animaría a esperar hasta haber pasado los 20 años cuando sus cerebros estén completamente desarrollados.

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[sws_yellow_box box_size=”700″]Beneficios médicos [/sws_yellow_box]

Mientras investigaba, me di cuenta de algo muy importante. La marihuana con usos medicinales no es algo nuevo, y la comunidad médica ha escrito sobre ella durante mucho tiempo. De hecho existen muchos artículos periodísticos, la mayoría documentando los beneficios. La mayoría de estos documentos, sin embargo, se escribieron entre 1840 y 1930. Los documentos describieron el uso de la marihuana para tratar “la neuralgia, desórdenes convulsivos, emaciación”, entre otros.

En la búsqueda en la U.S. National Library of Medicine (Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos) este pasado año dio como resultado casi 20.000 documentos recientes. Sin embargo, la mayoría fueron investigaciones sobre los efectos dañinos de la marihuana, como “Un mal viaje por los efectos anticolinérgicos del cannabis” o “Pancreatitis ocasionada por el cannabis” y “Riesgos de cáncer de pulmón por uso de la marihuana”.

Con un cálculo rápido de las cifras, calculé que cerca de un 6% de los estudios actuales en Estados Unidos sobre la marihuana investigan los beneficios de la marihuana para uso medicinal. El resto están diseñados para investigar los efectos dañinos. Este desbalance muestra una imagen muy distorsionada.

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[sws_yellow_box box_size=”700″] Los retos de la investigación de la marihuana [/sws_yellow_box]

Para realizar en la actualidad estudios sobre la marihuana en los Estados Unidos, se necesitan dos cosas importantes.

Primero, necesita marihuana. Y la marihuana es ilegal. ¿Ve el problema? Los científicos pueden obtener marihuana para investigación de una granja especial en Misisipí, la cual se encuentra sorprendentemente en el campus de Ole Miss, sin embargo es difícil obtenerla. Cuando fui este año, no se estaba cultivando marihuana.

La segunda cosa que necesita es la aprobación, y los científicos a quienes entrevisté me decían continuamente lo tedioso que puede ser. Mientras que un estudio para el cáncer lo puede evaluar primero el National Cancer Institute (Instituto Nacional para el Cáncer), un estudio del dolor puede pasar por el National Institute for Neurological Disorders (Instituto Nacional para los Desórdenes Neurológicos), se necesitan más aprobaciones para la marihuana: NIDA, el National Institute on Drug Abuse (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas). Es una organización cuya misión principal es estudiar el abuso de drogas, contrario a sus beneficios.

En el medio, quedan atascados los pacientes legítimos que dependen de la marihuana como medicina, a menudo su única opción buena.

Recuerde que hasta 1943, la marihuana formaba parte de la farmacopea de medicamentos de los Estados Unidos. Una de las condiciones por las que prescribía era por dolor neuropático. Es un dolor miserable difícil de tratar. Mis pacientes lo han descrito como “lacerante, que quema y un alud de alfileres y agujas”. Mientras que la marihuana se ha documentado durante mucho tiempo en cuanto a este terrible dolor, los medicamentos más comúnmente prescritos hoy en día vienen de la planta de amapola, incluida la morfina, oxicodina y dilaudid.

He aquí el problema. La mayoría de estos medicamentos no funcionan muy bien en este tipo de dolor, y la tolerancia es un verdadero problema.

Lo que más me asusta es que alguien muere cada 19 minutos de una sobredosis por medicamentos de prescripción, la mayoría de las muertes son accidentales. Cada 19 minutos. Es una estadística horrenda. Por mucho que investigué, no pude encontrar un caso documentado de muerte por sobredosis de marihuana.

Probablemente no sorprenda entonces que el 76% de los médicos encuestados dijeron que aprobarían el uso de la marihuana para ayudar a aliviar el dolor de una mujer con cáncer de seno.

Cuando la marihuana se convirtió en una sustancia de lista 1, hubo una petición para llenar un “vacío en nuestro conocimiento”. En los Estados Unidos, esto ha sido un reto por la infraestructura que rodea el estudio de una sustancia ilegal, con una organización contra el abuso de drogas en el centro del proceso de aprobación. Y así, a pesar de los obstáculos, hemos progresado considerablemente, progreso que continúa hoy en día.

Viendo el futuro, me intrigan especialmente los estudios como los que se realizaron en España e Israel, que buscan los efectos contra el cáncer que tienen la marihuana y sus componentes. Me intriga el estudio neuroprotector de Lev Meschoulam en Israel, y la investigación en Israel y los Estados Unidos sobre si la marihuana podría ayudar a aliviar los síntomas de (PTSD, trastorno causado por estrés post traumático). Prometo que cumpliré con mi parte para ayudar, con sinceridad y honradez, a llenar el vacío existente en nuestro conocimiento.

Los ciudadanos en 20 estados y el Distrito de Columbia han votado para que se apruebe la marihuana para usos médicos, y pronto muchos estados tomarán esa decisión. En cuanto al Dr. Roger Egeberg, que escribió esa carta en 1970, murió hace 16 años.

Me pregunto que pensaría si estuviera vivo.

CNN