Muchos cócteles y bebidas refrescantes son adornados con rodajas de limón para darles una mejor presentación, sin embargo, lo que muchos no saben es que ésta práctica podría ser una de las peores empleadas en el mundo barístico y mereces saber por qué.
Un estudio publicado en el Journal de Salud Medioambiental analizó las cáscaras y pulpas de 76 limones obtenidos de 21 restaurantes diferentes, los cuales fueron visitados por los investigadores hasta 43 veces. El resultado: el 70% de los limones habían producido un crecimiento de microbios.
Las muestras fueron recolectadas al momento de recibir el vaso (fuese agua o bebida), y antes de beberlas o tocarlas.“Si bien se conocen las propiedades antibacteriales de los limones, los resultados del estudio indican que una gran variedad de microorganismos puede sobrevivir en la pulpa y cáscara de un limón trozado”, explicó Philip Tierno, autor del estudio.
Además, los investigadores creen que una gran parte de los microorganismos podrían haber provenido de los empleados del restaurante o de contaminación cruzada de carnes crudas, entre otras fuentes. “Los clientes de los restaurantes deberían estar conscientes que los gajos de limón que son añadidos a las bebidas podrían contener microbios patógenos”, concluyeron el equipo de investigadores.
Según el experto, hay 3 partes del cuerpo de donde más provienen los microorganismos bacterianos: los intestinos (en la materia fecal), del tracto respiratorio (al toser, hablar o estornudar) y de la piel.
En cualquier caso, estos experimentos han detectado organismos similares en botellas de cátsup o sal y pimienta. Los gérmenes están en todas partes, no siempre vas a a escapar ileso.
La solución es fácil: Hay que exprimir el jugo del limón directamente al agua en vez de poner la rodaja en el vaso durante la comida. Eso sí, hay que tener presente que hacer esto reducirá la exposición a los gérmenes aunque no la eliminará, ya que la cáscara del limón también puede estar contaminada.
Fuente: Espacio 360