Hubo un tiempo en que un solo tatuaje era suficiente. Ahora, una nueva estirpe de aficionados a la tinta están volviendo por ella una y otra vez. ¿Qué hay detrás de los tatuados en serie?

Lauren Geisler comenzó con uno pequeño: el contorno de una estrella detrás del cuello. Incluso su mamá pensó que era una cobarde por no colorearlo.

Pero esto le dio una idea. Una década después, la mujer de 31 años tiene un diseño de William Morris que crece constantemente, desde la parte superior de su brazo izquierdo, sobre su hombro y a través de su espalda.

Hasta ahora le ha tomado 15 horas en múltiples visitas, muchas de ellas dolorosas. Con todo, dice que es “una obra en curso”.

“No hay tal cosa como hacerse un tatuaje”, comenta a sus amistades cuando hacen su viaje inaugural a un salón. “Te estás haciendo tu primer tatuaje”.

Están en todas partes. Son respetables. Antes asociados con marineros, convictos y pandilleros, ahora uno de cada cinco adultos estadounidenses dicen tener uno.

Pero cada vez más quedan insatisfechos con un solo y discreto tatuaje, que se pueda disimular fácilmente.

No hay primero sin segundo

David Beckham

Se inspiran en gente como David Beckham, quien se ha hecho no menos de 34 tatuajes, o la estrella pop Cheryl Cole, cuya colección incluye un ramo de rosas en su espalda, trasero y piernas.

No hay estadísticas confiables sobre cuánta gente tiene múltiples tatuajes. Pero la reciente Convención Internacional anual del Tatuaje en Londres fue aclamada por sus organizadores como la más grande, lo cual sugiere que hay cada vez más entusiastas.

Los mismos tatuadores dicen haber sido testigos de un pronunciado aumento en la cantidad de clientes que vuelven por otro.

“Basta recordar a las bandas de metal de la década de 1980, que tenían uno o dos tatuajes en total… y eran las estrellas de rock de entonces”, acota Dan Gold, quien ha tatuado a celebridades como Kate Moss y Britney Spears y tiene un estudio en West Hampstead, Londres.

“Ahora, entra a cualquier peluquería y verás al menos a un tipo con tatuajes en el cuello y las manos”.

Lauren Geisler

Pero resulta engañoso hablar de la práctica en términos de adictos y dependencia, señala Viren Swami, psicólogo de la Universidad de Westminster quien ha conducido extensos estudios sobre personas tatuadas.

Las personas suelen tardar entre dos y siete años en hacerse el segundo tatuaje, afirma Swami. Si acaso, tienden a considerar sus opciones más cuidadosamente después del primero, porque son muy conscientes de lo que implica la punta de la aguja.

“Es poco frecuente que tomen decisiones apresuradas al respecto”, agrega. “El dolor es una gran barrera, así como la permanencia y asequibilidad”.

Geisler, que trabaja en conservación arquitectónica, está de acuerdo. Le tomó cuatro años entre el primer tatuaje y el segundo, para decidir exactamente lo que quería. En vez de verlo como una adicción o compulsión, en cada sesión subsiguiente la experiencia le dio una sensación de estar en control.

“Para mí, una vez que empecé, ya conocía el dolor, lo que mi cuerpo podía soportar”, declara.

“Ya tenía uno, ¿qué daño me hace tener más? Es como cruzar un umbral y nada te detiene”.

Singularidad

Stuart Ross

Stuart Ross tiene tatuajes que ocultan el efecto del vitiligo.

En las últimas décadas, la psicología de tatuarse ha sido objeto cada vez más de análisis académicos. Pero lo que lleva a la gente a volver por más, en lugar de conformarse con uno, es algo que ha escapado a los investigadores.

Un estudio de 2012 halló que las diferencias de personalidad entre individuos tatuados y no tatuados es “generalmente reducida”, aunque los tatuados tienden a ser más extrovertidos y a mostrar una mayor “necesidad de singularidad”.

“Parece que se trata predominantemente de la idea de que te sientes único como individuo”, indica Swami. “La gente se tatúa por muchas razones, pero esa es la fundamental”.

Sin embargo, añade, no hay pruebas de que el carácter de los multitatuados sea diferente al de los que tienen un solo emblema.

“No parece haber ningún rasgo que los distinga”, afirma. “No tienen personalidades diferentes. Me parece que, en última instancia, es una preferencia estética”.

A veces hay también otros factores en juego.

Stuart Ross, de 48 años, sufre de vitiligo, que deja gran parte de su piel cubierta de manchas blancas. Para ocultarla, casi toda la parte superior de su cuerpo debajo del cuello -incluidas las axilas- está cubierta de tatuajes.

A partir de su propia experiencia, Ross, un catedrático en Psicología en la Universidad de Newman, Birmingham, ha estudiado las motivaciones de la gente para adornar permanentemente sus cuerpos con tinta. Cree que quienes se someten mucho a las agujas lo hacen porque lo encuentran satisfactorio.

“Para quienes tienen un montón de tatuajes, pienso que se trata del proceso, más que del resultado”, puntualiza.

“Incluso cuando es doloroso, siempre es controlable. Por eso creo que se ven tantos atletas con grandes tatuajes: es una especie de rito de iniciación, como correr una maratón”.

Cuestión cultural

Al igual que mucho de lo que fue alguna vez considerado parte de la contracultura, hasta cierto punto la cultura principal se ha apoderado del tatuaje.

La visibilidad de celebridades altamente populares con múltiples tatuajes, como Beckham y Cole, sin duda ha contribuido a la decisión de muchos de tatuarse, algo que antes se consideraba extravagante o antiestético.

Aun así, continúan enfrentando desaprobación. Un informe reciente de la Asociación Sociológica Británica encontró que los tatuajes podrían ser un obstáculo para conseguir trabajo debido a los prejuicios de los empleadores. Un estudio de 2007 sugería que las mujeres tatuadas eran vistas como “menos atractivas físicamente, más promiscuas sexualmente y más bebedoras”.

Al final, no hay una razón única, definitiva por la que algunos escogen tener muchos tatuajes y otros no. Podría reducirse a poco más que gusto personal.

Con todo, después de 24 años en el ramo, Gold dice que sabe instantáneamente qué primerizos volverán por más tatuajes.

“Lo sé desde que entran. Es el diablito en sus ojos”, comenta. “Les digo: ‘Volverás’ y siempre lo hacen”.

Fuente: (BBC)