Si tienes más de 20 años y aún te da ‘miedo’ levantarte de noche o caminar a oscuras por tu casa, no te preocupes, ese temor también lo experimenta un gran número de personas. Esa sensación de inseguridad que nace en nuestro cuerpo, la tensión que se forma en la espalda y las piernas que nos hace querer andar más rápido… no solo se trata de ser ‘valiente’. Descubre entonces por qué le tenemos miedo a la oscuridad.

A ningún ser humano le es indiferente la oscuridad. Sus repercusiones sobre nosotros varían de acuerdo a nuestro carácter y a las circunstancias. Así, a causa de este temor, hay quienes desarrollan dificultades para dormir o, más comúnmente, padecen ansiedad.

La aparición de esta última emoción no es nada sorprendente, dado que juega un rol muy relevante en nuestro comportamiento, en tanto que agudiza nuestra habilidad para manejar el estrés y mejora nuestra capacidad de reaccionar frente a una situación adversa.

Este temor es propio de la mismísima raza humana y se lo debemos, ni más ni menos, a nuestros antepasados prehistóricos.

Recordemos que cuando nuestros antepasados aparecieron por primera vez sobre la tierra, se encontraban en una posición de gran vulnerabilidad. Es decir, estaban expuestos no sólo a las inclemencias del tiempo, sino también a la perpetua amenaza de los depredadores. Además, la noche, ante la ausencia de electricidad, los dejaba ciegos y los imposibilitaba de reaccionar y defenderse del peligro omnipresente.

Ahora ya sabes que, además de miedo, lo que experimentas es una ansiedad por no saber cómo manejar una situación peligrosa que pudiera salir de esa oscuridad que tienes enfrente.