Algunas veces, cuando estas paseando por las fotos de algún amigo en Facebook y te encuentras con una en la que sales tú, no te reconoces en ella y la rechazas. Piensas que la persona de la fotografía es una versión menos atractiva de ti. Y te preguntas ¿Así es como realmente me veo?
La respuesta es sí. Pero no te preocupes, existe una explicación razonable de por qué la persona de la fotografía, aunque sepas que eres tú, se ve tan poco familiar: los espejos. Estamos acostumbrados a nuestra imagen reflejada en un espejo. Esa es una vista muy familiar y tú eres la única persona del mundo que tiene esa vista de ti. Cuando alguien te toma una fotografía, esa vista no encaja del todo.
La teoría de los psicólogos Theodore H. Mita, Marshall Dermer y Jeffrey Knight es que cuando vemos una fotografía de nosotros mismos, sabemos que somos nosotros pero hay algo que no está bien, que no hace sentido con lo que hemos visto de nosotros.
“Los individuos preferirán una fotografía facial que corresponda con su imagen en el espejo a su verdadera imagen”.
A esto le llaman el “mero efecto de exposición” (mere-exposure effect), que en sus términos más simples es un fenómeno psicológico por el cual las personas desarrollan una preferencia por un estímulo basado solamente en la familiaridad que tengan con él. Así, cuando vemos a un extraño en la fotografía que tenemos en frente, y somos nosotros, no lo aceptamos tan fácilmente.
Aunque algunas veces odiemos nuestra imagen fotográfica de nosotros mismos, hay que tener en cuenta que el movimiento y nuestra personalidad están yuxtapuestos sobre nosotros en la vida real. Y eso, normalmente, nos hace mucho más atractivos.
Fuente: (Pijama Surf)