¿Qué tan latente es la posibilidad de que los medios impresos estén cerca de su fin?. Con la llegada del lifestyle digital y dispositivos electrónicos se ha consolidado una red tan virtual como eficiente, ante la cual múltiples industrias, productos, y prácticas sociales han dejado de existir. Sin embargo, hasta ahora no se incluye entre las víctimas a ningún medio como tal, lo cual nos obliga a preguntarnos ¿realmente estamos ante la caída de la comunicación impresa?
Para responder a esta interrogante, las cual más allá de su relevancia sociocultural, constituye en si un fenómeno apasionante –como una especie de tributo a la impermanencia– repasemos algunas estadísticas. Pero antes,es importante recalcar que si bien agrupamos en ‘medios impresos’ a todos los formatos, lo cierto es que el panorama de unos y otros (diarios, revistas y libros) es significativamente desigual.
Y para no extraviarnos en una lasaña de números, tomemos como referencia a Estados Unidos, país que no solo representa uno de los mayores mercados en medios impresos, también es un laboratorio de tendencias socioculturales que terminan impactando a una buena porción del planeta.
Diarios
Sumando los ingresos por distribución y publicidad, y a pesar de que sus versiones digitales han registrado ganancias, esta industria vale hoy la mitad delo que valía en el 2000 (pasó de 59,200 a 34,000 mdd)[1]. Y a pesar de haber implementado masivos recortes y otras medidas para reducir costos, la mayoría de los diarios se debaten al borde de los números rojos.
Revistas
Las ventas directas cayeron un 9% durante el segundo semestre del 2011. En cuanto a ingreso por publicidad, las marcas invirtieron un 3.1% menos en anunciarse con respecto al 2010[2]. Y si la proyección de ganancias de esta industria refleja un aumento simbólico para 2012, 2.1%, esto se debe a los ingresos que se perciben a través de sus versiones digitales. Por cierto, no podemos dejar de mencionar que el 31 de diciembre del año pasado, Newsweek, una de las revistas más conocidas del mundo, anunció que su versión impresa dejaría de existir, para volcarse por completo a la digital –lo cual bien podría marcar el comienzo de una tendencia.
Libros
Durante el primer trimestre de 2012 las ventas de eBooks superaron por primera vez las de libros de pasta dura y casi igualaron a los de bolsillo. La lectura electrónica aumentó en un 28% mientras que la de libros de bolsillo se desplomó en un 10%.[3]
¿Entonces?
Independientemente de la crudeza de las cifras, podríamos afirmar que aquellos formatos que ofrecen experiencias más allá de la inmediatez o practicidad, quizá las dos mayores virtudes de las plataformas digitales, será difícil que se extingan a corto plazo –por ello, ante la agilidad digital, los diarios son los más vulnerables–. En cuanto a las revistas, creo que eventualmente sufrirán el mismo final (aunque este proceso tomará más tiempo), y aquellos títulos que apuestan por los “beneficios experienciales”, como un gran formato o una notable calidad del papel, podrían aplazar indefinidamente su fin.
El caso de los libros es más interesante, ya que entre los medios impresos es por mucho el acompañante más sensorial: el peso, el formato, la variedad de papeles y materiales, texturas, etc. Todas estas, cualidades que un dispositivo electrónico difícilmente podrá brindarte (¿el erotismo de la materia?). Aparentemente el destino de los medios impresos esta asociado con resaltar la presencia del objeto, su maleabilidad, su aroma. Aquellas publicaciones que apuesten por la experiencia seguirán ofreciendo al lector una potencial comunión cuya sensualidad, afortunadamente, esta blindada contra el pragmatismo digital.
Fuente: (Pijama Surf)