Recientemente unos investigadores de Mississippi descubrieron qué había dentro de dos nuggets de pollo de diferentes restaurantes de comida rápida: 50% o menos de tejido muscular de pollo (lo que nos imaginamos cuando pensamos en “pollo”: pierna o muslo) y 50% de otra variedad de cosas.

El primer nugget, apuntó el American Journal of Medicine, era mitad músculo y el resto era una mezcla de grasa, arterias y nervios. La inspección detallada reveló células que revisten la piel de los órganos internos del ave.

El segundo nugget sólo era 40% músculo y el resto una mezcla de grasas, cartílago y pedazos de hueso.

“Todos sabemos que la carne blanca del pollo es una de las mejores fuentes de proteína pura disponible y alentamos a nuestros pacientes a que la coman”, señaló el doctor deShazo, líder de la investigación. “Lo que ha pasado es que algunas compañías han elegido usar una mezcla artificial de partes del pollo en lugar de la carne blanca, baja en grasa del pollo; la envuelven en pan, la fríen y le llaman pollo”.

En realidad el nugget es un subproducto del pollo alto en calorías, sal, azúcar y grasa que no es una opción  sana. Y lo peor de todo es que a los niños les encanta y está diseñado para ellos.

DeShazo apuntó que está bien comerlos de vez en cuando, pero que le preocupa el hecho de que por ser baratos, convenientes y saber bien, los niños los comen demasiado seguido. Esta breve exploración de los nuggets de pollo no pretende “exponer a la industria del pollo o de la comida rápida en general”, dice deShazo, “sino un recordatorio de que no todo lo que sabe bien es bueno para ti”.

La mejor manera de comer nuggets de pollo sería, entonces, preparándolos en casa con pollo orgánico y limpio, y freírlos en muy poco aceite. Así el antojo de los niños puede satisfacerse sin recurrir a lugares dudosos que producen alimentos que dañan a la salud.

Fuente: Ecoosfera