Ming nació cuando en China regía la dinastía de la que recibió su nombre, hace 507 años. Tras una vida de más de medio milenio, la anciana almeja murió cuando la estaban estudiando y, tras una curiosa polémica, los científicos a cargo se vieron obligados a explicar las circunstancias de su deceso.
La asombrosa edad del bivalvo alcanzó los titulares de la prensa en todo el mundo, pero también lo hizo la noticia de que los científicos que determinaron los años de Ming la mataron accidentalmente en el proceso.
Pero escondida en su caparazón, la desafortunada historia del molusco tiene detalles dignos de una novela policial.
“Hemos recibido correos acusándonos de ser asesinos de almejas”, se lamenta el profesor James Scourse, de la Universidad Bangor de Gales, en Reino Unido.
Otros reportes sugieren que su equipo realizó mal su trabajo de investigación.
Pero ese no es el caso, asegura Scourse.
Los anillos de Ming
La almeja Ming fue hallada en 2006 durante una expedición a Islandia.
Los científicos de la Universidad Bangor estaban investigando estos animales, conocidos como almejas de Islandia (Arctica islándica), por dos razones.
En primer lugar, porque estos bivalvos son extraordinariamente longevos y pueden ofrecer pistas útiles a quienes estudian los procesos de envejecimiento.
Y en segundo lugar, porque pueden contar la historia de los océanos.
Cada año se añade un nuevo anillo a su concha –al igual que en los árboles– y su análisis provee información sobre los cambios en el mar y en el clima durante su vida.
Pero para estudiarlas hace falta tomar partes de su caparazón. Y una vez que se abre, el animal inevitablemente muere, explica Scourse.
Al principio nada indicaba que Ming era diferente a las otras almejas recolectadas en aquella expedición.
Pero en 2007 un recuento inicial de sus anillos indicó que el molusco podía llegar a tener entre 405 y 410 años.
Ahora la anciana almeja volvió a ser noticia porque tras su análisis minucioso, se llegó a la conclusión de que vivió durante más de medio milenio.
El equipo de Bangor dice que es incorrecto pensar que ellos sabían con antelación que era la especie más vieja del mundo y que la destruyeron deliberadamente.
Los investigadores aseguran que Ming era parte de un estudio más amplio y resultó ser extremadamente vieja.
“La misma especie de almejas es capturada y consumida comercialmente a diario; cualquiera que haya comido sopa de mariscos en Nueva Inglaterra (Estados Unidos) probablemente ha comido ejemplares de esta especie, muchos de los cuales tienen varios centenares de años”, añaden los científicos.
Es probable que quienes se oponen al consumo de criaturas o a su uso para la ciencia no estén de acuerdo en utilizar las almejas para la investigación.
Estos animales además, están amenazados por el dragado y la acidificación de los océanos.
Ming atrajo la atención mundial y puede que no sea la única.
Los científicos creen que existe una gran probabilidad de que haya almejas de Islandia aún más viejas bajo el lecho marino.
Fuente: (BBC)