Familiares, amigos y colegas rindieron esta tarde un cálido homenaje de cuerpo presente al escritor mexicano José Emilio Pacheco, fallecido la víspera, en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, en el Centro Histórico de esta capital.
Integrantes de la institución de la que el poeta y traductor fue miembro desde 1986, así como de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Secretaría de Educación Pública, del Conaculta y el INBA se dieron cita para dar el último adiós al Premio Cervantes de Literatura 2009.
Ante un recinto que lució abarrotado por diversas personalidades del ámbito cultural, artístico y político, fue el reconocido historiador Enrique Krauze el encargado de dedicar algunas palabras a quien comparó incluso con el poeta Nezahualcóyotl, al hombre caballeroso, al niño triste y al viejo prematuro.
En su intervención lamentó profundamente la muerte de José Emilio, de quien en su discurso destacó su alto grado humanista.
Se dijo también dolido y señaló que los temas poéticos, como la pesadumbre, la melancolía, la desesperanza, el desconsuelo y el paso implacable del tiempo, adquieren una nueva dimensión en su obra.
Refirió que fue José Emilio Pacheco uno de los más altos humanistas literarios de las últimas décadas del país y la lengua española. Asimismo, dijo que practicó todos los géneros literarios con la misma sabiduría, precisión y gracia.
Tal es el caso de la poesía, el cuento, la novela, el ensayo, el artículo erudito, el texto periodístico, la traducción de poesía latina e inglesa, refirió Krauze.
“Fue el editor silencioso y eficaz de legendarios suplementos y revistas y el compilador de excelentes antologías.
“Aunque era un maestro cautivante y un conversador ameno, su vocación era llegar al público y al lector común, y a lo largo de varias décadas acumuló, generación tras generación, las hojas de su ´Inventario´, por donde desfilaban anécdotas, episodios, biografías, etcétera”, señaló.
Krauze también lo recordó como un hombre caballeroso, “pero no por un cuidado artificial de las formas, sino por una actitud que debió venirle del México que añoró siempre”.
“José Emilio era, en el buen sentido de la palabra bueno, lo caracterizó una insaciable curiosidad por descubrir el ancho mundo y a la vez el altivo gozoso de la minucia”, acotó.
Destacó que fue prudente y reservado, pero jamás se subió a una torre de marfil, “le dolía la desigualdad y la pobreza”, abundó.
El historiador refirió que José Emilio fue un niño triste y viejo prematuro, “fue el fruto mejor de las generaciones literarias en México y el custodio de ese jardín armonioso que alguna vez fue la literatura mexicana”.
Subrayó que al igual que el poeta Nezahualcóyotl, su poesía es una misma y continua elegía sobre la brevedad de la vida.
Tras el discurso de Krauze se montaron las respectivas guardias de honor a un costado de un féretro color caoba, el cual lució únicamente un ramo de azucenas color rojo, acompañados de coronas y diversos arreglos florales.
La primera guardia de honor estuvo a cargo de su viuda, la periodista y escritora Cristina Pacheco; su hija Laura Emilia Pacheco, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, y el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa.
En seguida montaron la segunda guardia el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán; el historiador Enrique Krauze, el antropólogo Eduardo Matos Moctezuma y el compositor Mario Lavista, así como miembros de El Colegio Nacional.
La tercera guardia la encabezaron las titulares de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas Artes (INBA), Teresa Franco y María Cristina Cepeda, respectivamente, así como el escritor Fernando González Gortázar.
Momentos después, los integrantes de la Academia Mexicana de la Lengua, encabezados por Jaime Labastida, hicieron lo propio para despedirse, de esta manera, del ganador de distintos galardones, como el Octavio Paz 2013 y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2004.
A la ceremonia se dieron cita personalidades como el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera; el rector de la UNAM, José Narro; y los escritores Jorge Volpi, Jorge F. Hernández y Elena Poniatowska, entre otros.