El ejército sirio inició una ofensiva para recuperar la estratégica ciudad de Qusair, cerca de la frontera con El Líbano, mientras el presidente Bashar Al-Assad insiste en que no va a renunciar al poder.

De acuerdo con medios locales, las fuerzas leales al régimen sirio llegaron al centro de la ciudad, en la provincia de Homs, e izaron la bandera en el edificio municipal, después de iniciar una operación a gran escala el mes pasado.

Los grupos rebeldes en Qusair han sido apoyados por grupos salafistas de la norteña ciudad de Trípoli, Líbano. El gobierno sirio advirtió recientemente que no vacilaría ante los grupos armados que se mueven entre Siria y El Líbano.

Las tropas sirias estuvieron apoyadas por combatientes del grupo libanés Hezbollah, un aliado clave del régimen de Damasco, señaló el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

El asalto terrestre comenzó después de un intenso bombardeo en la madrugada de este domingo, en el que murieron al menos 20 personas, entre ellas 11 combatientes rebeldes, señaló el Observatorio.

La Comisión General de la Revolución Siria, una red de activistas sobre el terreno, también informó que Qusayr había sido objeto de intenso bombardeo.

Qusair es el hogar de cerca de 20 mil habitantes y ha sido sitiada durante semanas por las tropas gubernamentales.

La ciudad tiene una importancia estratégica, porque en la costa se concentran los leales al régimen, esto incluye los alauitas, seguidores de una rama chiita a la que pertenece la familia de Al-Assad.

Por otra parte, el presidente sirio en una entrevista al diario argentino El Clarín y a la agencia argentina de noticias Telam, , aseguró que no renunciará antes de las elecciones de 2014 y culpó a “terroristas extranjeros” de la crisis que atraviesa su país.

Al Assad negó que su gobierno ha utilizado armas químicas contra la población civil, mientras se mostró cauteloso a la próxima Conferencia de Paz en Ginebra, auspiciada por Rusia y Estados Unidos.

“Renunciar sería huir (…) No sé si (John) Kerry (secretario de Estado) u otro han recibido un poder del pueblo sirio para hablar en su nombre sobre quién debe irse y quién debe permanecer. Esto lo determinará el pueblo sirio en las elecciones presidenciales de 2014”.

En la entrevista, que tuvo lugar en la biblioteca del Palacio Presidencial en Damasco y que estuvo flanqueada y controlada por cinco cámaras y fotógrafos del régimen, Assad se mostró beligerante con la injerencia de Estados Unidos en el conflicto de Siria.

Culpa de la grave situación que vive su país a la irrupción de lo que llama “terroristas internacionales sostenidos por las potencias occidentales” y también, desde la región, a través de Turquía, Qatar y Arabia Saudita.

El presidente sirio defendió la durísima ofensiva militar de sus tropas en todo el país y negó que los datos de la Naciones Unidas sobre el número de muertos desde que estallara la revuelta (más de 70 mil) fueran ciertos.

Al Assad niega también con rotundidad que hayan sido las fuerzas de su régimen las que se hayan excedido en el uso de la fuerza. “¿Cómo definir la fuerza excesiva? ¿Cómo determinar si ha habido un uso de fuerza excesiva o no? ¿Cuál es la fórmula?”.

“El debate aquí no es en torno al volumen de la fuerza empleada o el tipo de armamento… El parámetro es primero la forma y volumen de terrorismo que sufrimos con el consiguiente deber de responder”, respondió.

Madrid, 19 May (Notimex).