Petróleos Mexicanos (Pemex) podría ampliar su producción y tener un mayor margen de maniobra mediante una reforma que le dé autonomía para tener más recursos para ejecutar sus proyectos.
Sin embargo, analistas alertaron que con la simple autonomía la paraestatal corre el riesgo de perpetuar los desfases tecnológicos que arrastra, que podrían acentuarse si además mantiene su operación de ente monopólico en un mercado que carece de incentivos para medirse y disputar contratos con otras empresas.
Esta propuesta, que forma parte de los tres escenarios que CNNExpansión desarrolló sobre la reforma energética que enviará el Gobierno de Enrique Peña Nieto en el segundo semestre del año, dejaría intactos los artículos constitucionales 27 y 28 que establecen la propiedad del Estado sobre los hidrocarburos, así como la existencia de Pemex como un monopolio legal.
Sin embargo, requeriría cambios legislativos para sacar a la petrolera del Gobierno a fin de que funcione con un consejo similar al del Banco de México (Banxico).
«Pemex sería excluido del presupuesto federal, y su tratamiento fiscal cambiaría para mejorar su panorama financiero», expuso Barclay’s en un documento de octubre de 2012.
El banco británico estimó que en este modelo, la tasa impositiva que pagaría Pemex sobre cada barril de crudo bajaría del 71% actual al 61%, lo que podría generar un aumento en su presupuesto de 130,000 millones de pesos al año; mientras que el Gobierno puede compensar esta caída en sus ingresos con la eliminación del subsidio a la gasolina.
«Es imposible ver cualquier reforma a Pemex sin meterse en la reforma fiscal», comentó por su parte la catedrática del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Miriam Grunstein.
Pero el dotar de más recursos a la petrolera en nada garantiza que cuente con las herramientas e incentivos adecuados para ser más productiva, pues las grandes compañías, por lo general, van juntas a ciertos proyectos como en las aguas profundas, ya que les permite compartir el riesgo de una inversión que no se pueda rentabilizar en el corto plazo.
«No es que las empresas no exploten proyectos muy complejos solas porque no pueden, sino porque no quieren, ya que atrae mucho riesgo hacerlo solos», explicó la especialista.
Gran parte de las reservas prospectivas de México se encuentran en la zona del Golfo de México en proyectos que se consideran de aguas profundas, es decir, de más de 500 metros hacia el lecho marino. La probabilidad de fallos en un yacimiento como estos es de ocho de cada 10 veces.
A favor de este escenario se encuentra el hecho de que una iniciativa de este tipo, que no requiere cambios legales radicales, atraería el apoyo de una parte de la izquierda política en México, que en los últimos días ha reafirmado su postura contra cambios constitucionales en el sector.
«Hay una parte de la izquierda que pretende fortalecer el monopolio de Pemex, aunque por parte del Gobierno federal aún no queda claro nada lo que quiere hacer», opinó la catedrática del CIDE.
Al respecto, el catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Fabio Barbosa aseguró que pese a la creencia de que Pemex se encuentra rezagada, la realidad es que la paraestatal maneja un presupuesto de investigación que ha ido en aumento.
«Percibo una conjura para acorralar a Pemex como una empresa ineficiente», opinó.
La paraestatal registró una utilidad antes de impuestos de poco más de 219,000 millones de pesos en el primer trimestre del año, aunque al final tuvo una pérdida neta de casi 4,400 millones de pesos, según datos de Pemex.
CNN México