Quien no se haya criado con una abuela doctorada en refranes fácilmente aplicables a cada aspecto de la vida, seguro que algún miembro de la familia le ha convertido en víctima de estos en más de una ocasión. Esta vez la amplia lista de refranes españoles llega hasta los fogones
Dichos que se escuchan una y otra vez a lo largo de la vida, que se trasladan a la rutina y que se termina recurriendo a ellos para pronunciar frases lapidarias.
La peculiaridad es mayor cuando se tira de archivo y se descubre una amplia variedad de refranes relacionados con el mundo culinario y la gastronomía. Antiguos comentarios que se siguen usando sin pararse a estudiar el significado.
Ahora cuando alguien mande otra persona a freír espárragos, no está demás saber que el deseo más inmediato es ver a alguien desempeñando una tarea inútil y poco costosa. En la antigüedad el procedimiento sería más difícil, pero ahora hasta un niño es capaz de freír espárragos.
Se corre la misma mala suerte (o peor) si la mujer más bella sólo tiene como objetivo dar calabazas. Dos lugares han hecho de este refrán el tan desafortunado comentario que es hoy: Grecia y Cataluña. Siempre sinónimo de algo poco afrodisiaco y de mala suerte hasta que llega a la capital barcelonesa, donde se traduce como un mal augurio si el día de la pedida de mano el menú consta de calabaza. Habrá que vigilarlo.
No es que uno sea bobo, es que a veces prefiere estar a la sopa boba de ¿mamá? Actualmente es no dar un palo al agua, no hacer nada y limitarse a vivir de lo que caiga del cielo, pero antes tenía que ver con esos caldos que se hacían con las sobras de las comidas y que no tenían ninguna sustancia.
“No está el horno para bollos”. Si alguien escucha esto alguna vez, lo mejor es cerrar el pico y dar media vuelta, que no conviene cabrear más al personal. Antes el significado era distinto: calentar un horno para que cogiera la temperatura adecuada para poder hornear algo era una inversión de tiempo digna de planteársela. Había que dejar pasar mucho tiempo hasta que estaba caliente del todo.
La mejor declaración de amor que se puede hacer: contigo pan y cebolla. Este refrán tiene que ver con las calamidades que alguien está dispuesto a pasar con tal de tener a las personas que quiere al lado, aunque pueda aspirar a una vida mejor.
Los refrenas están ahí por algo y habrá que esperar a ser padre para comer huevos. No en sentido literal (o sí). La razón tiene que ver con el chute de energía que da comer huevos y lo mucho que será necesario cuando la paternidad toque al timbre.
“No todo el monte es orégano”. Está claro, nadie lo cuestiona, pero si se dice es por algo. Concretamente se refiere al valor que el orégano alcanzaba hace años (no tantos) cuando era la base de todos los remedios medicinales.
“Pan para hoy y hambre para mañana”. Comerse todo el pan hoy puede ser una buena idea si mañana uno no se lamenta de no haber ahorrado y dosificado para los vacas flacas.
La bebida también tiene su hueco, como el agua, que cuando no se ha de beber lo mejor es dejarla correr. Todo lo que no conviene tener cerca, mejor echarlo a un lado.