Imagínese que un día está viendo la televisión en su casa, llaman a la puerta y le ofrecen un arma gratis para proteger su vecindario. Pues eso más o menos es lo que les está empezando a pasar a los residentes de varios barrios de 15 ciudades estadounidenses.

Los que llaman a la puerta son los voluntarios del Proyecto de los Ciudadanos Armados (Armed Citizens Project o ACP, por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental que quiere poner en práctica la controvertida teoría de que las armas hacen los barrios más seguros. Los que reciben la oferta, los vecinos de áreas con índices de criminalidad medios o altos.

“Creemos que cuando tengamos a un cierto número de personas armadas en esos barrios, haremos saber a los criminales que el riesgo de que sean heridos se eleva y eso hará disminuir el índice de criminalidad en el barrio”, le explica Kyle Coplen, el fundador del proyecto a BBC Mundo.

“La idea es que un criminal no quiere morir en tu pasillo. Creemos que la sociedad debería usar ese miedo para detener los crímenes”, afirma .

Recién graduado en Administraciones Públicas en la Universidad de Houston, Coplen empezó el proyecto como una tesis teórica para su máster pero, cuando vio que su idea iba sumando apoyos, decidió ponerla en marcha por su cuenta.

Para ello, creó una página web en la que ofrece la posibilidad de armar a los vecinos con la única condición de que pasen controles de antecedentes y sigan un entrenamiento para el uso de armas.

Y, aunque no quiere revelar la cantidad exacta, el joven de 29 años asegura haber recibido “decenas de miles de dólares” en donaciones para comprar las armas, además del apoyo de decenas de voluntarios para llevar a cabo el proyecto a nivel nacional.

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[sws_blue_box box_size=”630″]Primero, las mujeres solteras [/sws_blue_box]

Por el momento, la iniciativa se ha puesto en marcha en Oak Forest, un barrio del norte de Houston (Texas) en el que se registró un incremento de los robos a mano armada y donde, según explica Coplen, comenzaron armando a las mujeres solteras.

“Hasta ahora hemos repartido 40 escopetas pero estamos empezando con los entrenamientos y para final de año esperamos haber entregado armas a unos 1.000 vecinos de 15 ciudades”, entre ellas Chicago y Nueva York, señala.

El fundador del proyecto presume de una reacción “sobrecogedoramente positiva” de la gente y augura un amplio apoyo al proyecto. A su juicio, “probablemente entre el 75% y el 90% de la población” estará a favor del proyecto.

Sin embargo, no todo han sido halagos al proyecto en un país que en los últimos meses ha demostrado estar profundamente dividido en cuanto al control de las armas después de la masacre en la escuela de Sandy Hook, en Connecticut, en la que murieron 26 personas, entre ellas 20 niños.

La matanza impulsó una fuerte campaña para poner ciertas restricciones al uso de armas liderada por el presidente, Barack Obama, que culminó con un fracaso cuando el Senado bloqueó un proyecto de ley que requería la verificación de antecedentes para la compra de armamento a nivel privado y en las ferias.

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[sws_blue_box box_size=”630″] “Una auténtica locura” [/sws_blue_box]

Uno de los más críticos con el Proyecto de los Ciudadanos Armados ha sido Steve Kozachik, un concejal de Tucson (Arizona), la próxima ciudad donde se implementará la iniciativa y un lugar que en la mente de muchos estadounidenses todavía está vinculado a uno de los peores tiroteos de los últimos años en el que un hombre armado abrió fuego en un acto político y mató a 6 personas e hirió a otra decena, entre ellas a la excongresista Gabrielle Giffords.

“Tuvimos un tiroteo en esta zona en el que 19 personas murieron o resultaron heridas por un tipo que disparó más de 30 balas en 45 segundos y (los promotores de la iniciativa) dicen que más del 75% de la población de esta comunidad apoya la iniciativa de dar armas gratis… ¡Se han vuelto locos!”, exclama Kozachik en declaraciones a BBC Mundo.

Para él, regalar armas y municiones en áreas de alta criminalidad bajo el pretexto de la seguridad “es una auténtica locura”.

El concejal, que en los últimos meses ha hecho campaña por el aumento del control de precedentes para la compra de armas y ha promovido un programa para canjear armas por tarjetas regalo, considera que la iniciativa no funcionará en su ciudad y critica que los organizadores del programa hayan elegido tres vecindarios sin visitarlos antes ni saber lo que piensan los vecinos.

“La gente en esas zonas no apoya la iniciativa. Además, están ofendidos porque identifican a la gente de bajos recursos o recursos moderados como zonas de alta criminalidad cuando en realidad en estas zonas la gente tiene muy buenas relaciones con la policía, tienen proyectos de vigilancia vecinal…”, explica.

Además, el concejal de Tucson ha puesto en marcha un “contramovimiento” por el que irá a los mismos vecindarios a los que vaya el ACP, pero él entregará útiles escolares: “Es lo que necesitan estos vecindarios: material escolar para que sus hijos puedan tener una buena educación. No necesitan armas y municiones”, concluye.

Por su parte, Kyle Coplen quiere aprovechar la acogida que ha tenido su idea en buena parte de la población para corroborar una teoría que comenzó como un proyecto teórico universitario: “Me gradúo este viernes, pero yo voy a seguir poniendo el práctica el proyecto y me llevará un par de años tomar los datos”.

BBC