Por Mariela Gómez
Desde el año 2002, el Museo de Arte Moderno tuvo la fortuna de recibir la donación de La colección Isabel Gruen Varsoviano, integrada por 38 pinturas y dibujos de la pintora surrealista Remedios Varo, quien, exiliada, llegó a México en la década de 1940 y en donde permaneció hasta su muerte en 1963. Fue su voluntad que su obra fuera difundida en este país.
El surrealismo es el movimiento artístico (también literario) que se apoya en la psicología moderna a partir de la importancia que ésta le ha dado al subconsciente y los sueños que nacen en él.
Como sucede en el mundo onírico, la pintura surrealista se presenta inquietante y contradictoria, en ella no rigen las leyes de la vida cotidiana, ni la lógica; plantea paradojas sobre el tiempo, la muerte o el espacio.
El espectador se enfrenta ante una constante lucha racional frente a lo irracional. El surrealismo puede ser difícil de contemplar ya que en el ámbito de lo inconsciente también se encuentran los deseos, las obsesiones, los miedos y los traumas; los pintores surrealistas nos incitan a adentrarnos en todos ellos. Sin embargo, hay pintura surreal muy hermosa para la contemplación –sin dejar de ser inquietante- como es el caso de la obra de Remedios Varo.
La pintora Remedios Varo nos sumerge en un universo de ensueño en el que se mezcla la naturaleza, la magia, la arquitectura, la mecánica, la muerte, el esoterismo, la alquimia y lo fantasmagórico. Nos confronta una y otra vez entre lo vivo y lo inerte, entre el movimiento y la quietud.
“En antiguos tratados de materias como música, física, aritmética, arquitectura, botánica, astrología o criptología, en la lectura de la cábala, la alquimia y el hermetismo, hallaremos el sustento del pensamiento creador de Remedio Varo” señalo la pintora Magnolia Rivera en una de las conferencias que se realizaron en el MAM (Museo de Arte Moderno) a 50 años de la muerte de Remedios Varo.
El surrealismo de Remedios Varo puede encantar a cualquier público ya que sus cuadros nos dan la impresión de ser instantes capturados de una gran historia de fantasía, de misterio, de intriga, de aventura o de suspenso que desafían al espectador ante las incógnitas que en ellos plantea.
Las lecturas que se pueden hacer de los cuadros son múltiples: desde disfrutar los colores, la creación de personajes, el catálogo de máquinas y transportes, la presencia de los animales o la combinación de las dimensiones, hasta simbolismos sagrados sobre la creación (de la vida y la artística), la vida, el destino, el ser , la música, la ciencia o la muerte.
Es importante invitar a todos aquellos que viven o visitan el Distrito Federal a que asistan y se den la oportunidad de ver y disfrutar la obra de la pintora.