A Rusia no le gusta hacer las cosas a medias – el Bitcoin ya no puede usarse por individuos o entidades legales. Si tienes una billetera de Bitcoin en tu computadora, estarías infringiendo la ley ahora. El banco central de Rusia reiteró que la moneda oficial es el Ruble y que considera al Bitcoin como un sustituto de dinero. Es por eso que la comeda digital ahora esta prohibida.

La razón detrás de esto es que Bitcoin repetidas veces se ha usado para lavado de dinero entre otras actividades criminales. El instituto ruso cree que es una moneda puramente especulativa y que hay un gran riesgo de pérdidas de valor.

Sin embargo, prohibir el Bitcoin no significa que la gente deje de usarlo de un día para otro. Como Bitcoin no depende de ningún instituto físico, sino que las redes alrededor del mundo, no puedes evitar que los rusos lo usen.

Pero las empresas basadas en Rusia que están trabajando en la industria del Bitcoin deberían de considerar reubicarse. Probablemente sean el primer objetivo del gobierno ruso.

Aunque sea una decisión dura, no debería ser sorprendente. Bitcoin fue diseñado para no ser regulado. Pero con el tiempo muchos países e institutos oficiales han intentado regularlo.

Por ejemplo: en agosto, un juez federal en Texas declaró que el Bitcoin es una moneda y debería ser regulado al igual que el euro o el dólar.

Similarmente, servicios financieros en Nueva York  dijeron que las compañías de Bitcoin deberían respetar las actuales reglas de regulación financiera. Al hacer esto querían proteger a usuarios de Bitcoin y sus empresas.

Finalmente, después de una consulta parlamentaria, Alemania declaró que Bitcoin se considerará como “dinero privado.” Tiene muchas implicaciones, comenzando con pagar impuestos de venta (IVA). Esta regla es difícil de implementar, pero da una idea de cómo se siente al respecto el gobierno alemán.

Por todas estas razones el Bitcoin no podrá seguir siendo una moneda no regulada por mucho tiempo más. La prohibición en Rusia es otro paso en esa dirección y es un paso radical.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.