
Entrar a una cueva de hielo es como viajar en el tiempo
Ryan Newburn ha hecho de los glaciares islandeses su hogar… y su cápsula del tiempo favorita
“Cuando miras las paredes de una cueva de hielo, estás mirando al pasado, como si entraras a una cápsula del tiempo enterrada desde hace 500 o hasta 1,000 años”, dice Ryan Newburn. “Cada burbuja de aire que ves es oxígeno de una época distinta. Cada manchita de ceniza proviene de una erupción volcánica diferente”.
Nacido en Omaha, Nebraska, y ahora establecido en Reikiavik, Islandia, Newburn conoce de cerca las cuevas de hielo que rodean su nuevo hogar. Su historia comenzó en 2018, cuando llegó a Islandia y se entrenó en el enorme glaciar Vatnajökull. Desde entonces trabajó como guía de expediciones y eventualmente fundó su propia compañía de tours, Ice Pic Journeys, junto con su socio y compatriota Mike Reid.
Fotografiar lo imposible
Hoy en día, Newburn guía a grupos por las cavernas heladas, fotografiando tanto a las personas como al paisaje que los rodea. Sus imágenes capturan la inmensidad de los glaciares árticos: superficies lisas y acanaladas, ríos que cortan la masa de hielo, y figuras humanas diminutas en medio de túneles rocosos o debajo de carámbanos gigantes que muestran la escala del lugar.
Estar dentro de estos espacios tan antiguos y en constante transformación es una experiencia casi imposible de capturar, admite Newburn. “Bajo el hielo, donde el sol no llega, tus ojos se van ajustando lentamente del brillo del exterior a las paredes cristalinas de un azul profundo y brillante. Cuanto más se acostumbran, más saturado se vuelve el azul. Es una experiencia visual surrealista que ninguna foto puede reproducir por completo”.
Aunque sus fotos están dominadas por tonos azules, gran parte del hielo es transparente, como si pudieras “mirar a través de él por kilómetros”. Esta claridad, explica, se debe a que el hielo glacial tiene muy baja oxidación—solo entre un 10 y 15 por ciento—gracias a la presión extrema que expulsa el oxígeno durante su formación.
Lugares únicos que desaparecen
Explorar cuevas de hielo implica riesgos. Se necesita equipo adecuado y un guía con experiencia en rescates en grietas. Pero, al mismo tiempo, es una vivencia irrepetible. “Lo más impresionante es darte cuenta de que cuando entras por primera vez a una cueva de hielo, eres la primera persona en la historia que ha estado ahí. En un planeta donde casi todo el territorio ha sido explorado, el glaciar te regala cavernas y estructuras nuevas cada día”, cuenta.
Esto ocurre porque el hielo está en constante derretimiento y reformación. Una cueva que visitas hoy podría desaparecer en semanas o transformarse por completo en unos meses. Esa sensación de descubrir algo único es lo que alimenta su deseo constante de explorar.
Newburn comparte sus aventuras heladas en su cuenta de Instagram y puedes conocer más sobre sus expediciones a través del sitio de su empresa, Ice Pic Journeys.
Publicado por Redacción.