Bostezamos cuando tenemos sueño, cuando estamos aburridos o como un reflejo si vemos a alguien bostezar. Algunas personas también bostezan cuando están anticipando algo importante y cuando están estresadas. Muchos piensan que es porque el cerebro carece de oxígeno, pero de acuerdo con un nuevo estudio, lo que la mayoría de estos casos tienen en común es la termorregulación: Bostezar ayuda a enfriar el cerebro.

Los ciclos del sueño y el estrés están asociados con los cambios en la temperatura del cerebro. En estudios anteriores realizados con ratas y seres humanos, los bostezos eran precedidos por alzas en las temperaturas del cerebro, y estaban seguidos de disminuciones equivalentes inmediatamente después.

Para encontrar esta “ventana térmica”, un equipo dirigido por Jorg Massen de la Universidad de Viena midió la frecuencia del contagio del bostezo de 120 peatones al azar caminando al aire libre en Viena, Austria, durante el invierno (temperatura media de 1,4 grados Celsius ) y verano (19.4 ° C).

Los resultados mostraron que las personas bostezaban más en verano que en invierno, aunque según los expertos esto no tiene nada que ver con las estaciones del año, sino con una franja de temperatura óptima para bostezar, que se encuentra en los 20ºC. Ni más, ni menos grados.

Esto explicaría la teoría pues según Massen “si bostezar sirve para enfriar el cerebro, no es de mucho uso aspirar el aire cuando la temperatura exterior es igual a la corporal”.

Tal enfriamiento del cerebro mejora la eficiencia mental. Si es para el enfriamiento del cerebro, el contagio del bostezo y  el bostezo espontáneo no son funcionales cuando la temperatura ambiente es tan caliente como el cuerpo, explica Massen. Y probablemente no es necesario (o incluso puede ser perjudicial), cuando hace mucho frío afuera.