Los fans del cine nunca saben exactamente cuánto tiempo, dinero y energía se invierte en las películas incluso antes de que ni siquiera empiezan a rodar.

Pero no importa lo aclamado o pulido que quede un guión, no hay manera de predecir qué va a pasar cuando el elenco llega al set. Luego no te das cuenta que los diálogos improvisados no sólo quedan bien, sino que se vuelven clásicos que recordamos por décadas.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.