sexo íntimo

Todas las parejas deberían desenvolverse bien con todas las posturas básicas, aunque cada una puede tener sus preferencias según la forma de interactuar y de moverse con sus cuerpos.

Sin embargo, todas las posturas pueden adaptarse según las necesidades y algunas de ellas requieren variaciones. Como es lógico, los cuerpos también se ven afectados por el embarazo, los cambios de peso, las enfermedades, las lesiones y la edad, entre otras cosas.

Cualquier postura sexual debe reunir tres requisitos: comodidad, estimulación visual y excitación por parte de la mujer y del hombre. No existe una postura mejor que la otra para una pareja. La elección dependerá de la interacción de los cuerpos, de lo que les excite y de lo que sea más cómodo. No te olvides de estos tres requisitos que son indispensables para tener relaciones sexuales llenas de placer.

Aliento de vida Tántrico

La respiración compartida genera un puente que trasciende  lo físico. Al respirar la exhalación de tu pareja, inhalas la magia que tiene para ti, y al darle tu aliento, compartes tu poder. Esta respiración puede ser muy erótica. Se hace tanto por la nariz como por la boca y manteniendo los cuerpos desnudos y unidos.

Abrazo Tántrico

Para el Tantra el abrazo es sinónimo de unidad. Deja que las sensaciones de unión, plenitud y conexión se produzcan entre ambos. El abrazo puede ser un buen preámbulo para las relaciones sexuales.

Fusión de chakras

Se acomodan uno sobre el otro alternadamente, para fusionar los chakras del primero (en la zona genital), al séptimo (en lo alto de la cabeza). Respiren al mismo tiempo hasta sentir la unión energética entre ambos. Esto produce una profunda conexión en todos los niveles y ayuda a que la pareja se armonice.

Masaje tántrico erótico

A diferencia de otros métodos de masajes, los invito a que dejen libre sus manos para despertar la sensualidad y la sensibilidad a través de ellas. Como arte, el masaje es para el Tantra una herramienta fundamental para acercar energéticamente a la pareja, trascendiendo toda las barreras. Lo importante es la intención más que la técnica. Pon en tus manos mucho amor y siente todo el erotismo que puedes dar y recibir de un momento mágico con tu pareja.

Toca sutilmente todas las zonas del cuerpo, incluidos los genitales y distribuye esa energía por todo el cuerpo.

Tacto y conciencia

Toca el cuerpo de tu amante con sutileza, con profunda conciencia, sintiendo sus funciones más allá de los limites de la piel. Siente su corazón, su estomago, su respiración, su espalda, sus piernas….    Tocar es sanador.

El giro de la pelvis

El hombre debe estar acostado boca arriba. La mujer se pone en cuclillas en dirección a sus pies, no a su cabeza. El hombre levanta una pierna y la dobla hacia abajo, con el pie apoyado sobre la cama. La mujer inclina el cuerpo de manera que disfruta de la penetración y al mismo tiempo roza la pelvis en el muslo levantado del hombre.  Es una sensación de cámara lenta para él y doble estimulación y placer para ella.

El óvalo

El óvalo es un movimiento que resulta muy placentero para el hombre y para la mujer. Para lograr esto basta con realizar un movimiento ovalado en lugar de subir y bajar. Imagina que dibujas un óvalo con el cuerpo y con la pelvis cuando estás sobre tu pareja. Inclínate un poco hacia delante mientras realizas el movimiento ascendente para estimular el clítoris y muévete hacia atrás con el descendente para estimular el punto G.

Técnica de alineación coital

Esta técnica permite un orgasmo simultaneo en la postura del misionero al estilo tradicional. La mujer esta acostada boca arriba. El hombre se pone encima de ella dejando caer todo el peso de manera que su pelvis queda por encima del clítoris. La mujer rodea los muslos con las piernas y apoya los tobillos en sus pantorrillas.

La clave del éxito consiste en que los dos muevan la pelvis a un ritmo constante que no acelere ni disminuya la velocidad hasta que ambos lleguen al orgasmo. La mujer guía el movimiento ascendente, meneando la pelvis hacia atrás mientras que el hombre ejerce una contrapresión en el clítoris con el tronco del pene. El hombre guía el movimiento descendente, bajando la pelvis mientras la mujer ejerce contrapresión oprimiendo el clítoris contra la base del pene. Una pequeña advertencia: ésta postura no está indicada para todo el mundo. Si el hombre pesa mucho más que la mujer, ella estará incomoda.

¡A disfrutar!