shyama golden

Cuando Shyama Golden se sentía decepcionada de niña, sus padres solían decirle: “qué mal, qué triste, tal vez en la próxima vida”. Invocando la idea de la reencarnación y las posibilidades de una vida alternativa, esta frase sigue reinventándose en la práctica artística de Golden.

El próximo mes, su exposición Too Bad, So Sad, Maybe Next Birth se presentará en PM/AM, reuniendo una colección de pinturas exuberantes llenas de detalles surrealistas, texturas terrenales y un personaje recurrente de rostro azul. Al igual que en series anteriores, la artista crea una narrativa mágica y expansiva que fluye a través de cada obra, esta vez estructurada como una presentación en cuatro actos.

La historia mítica se despliega a través de una colección de dípticos que combinan una escena a gran escala con una imagen complementaria en primer plano, ofreciendo otra perspectiva. Estas parejas visualizan una especie de pasado alternativo para la artista, explorando cómo se entrelazan el destino, la experiencia colectiva y la capacidad de agencia personal en la formación de nuestra identidad.

En Too Bad, So Sad, Maybe Next Birth, Shyama Golden introduce a su alter ego de rostro azul, Maya, inspirado en los yakkas, los míticos embaucadores del folclore de Sri Lanka. Vestida con un traje de pelaje, Maya yace sobre una carretera, con el pecho abierto revelando una herida de un rojo intenso. A su lado, una bolsa de naranjas esparcidas en el suelo.

La contraparte de esta obra principal es un autorretrato de la artista, descalza, posando junto al borde rocoso de la carretera. De pie sobre el pavimento agrietado, observa cómo las naranjas derraman un jugo rojo sangre sobre el asfalto. Entre lo introspectivo y lo universal, este par de piezas captura la tensión entre la violencia inesperada y la muerte —ya sea metafórica o real— y la capacidad de encontrar resiliencia frente a la adversidad.

La serie de Golden continúa desarrollándose a través de contrastes: fama y olvido, libertad y límites. También cuestiona la noción del genio creativo único, desafiando la idea de que los grandes artistas trabajan aislados de su entorno. En la obra Mexican Texas, 1862, Golden aborda las fronteras porosas —y muchas veces arbitrarias— que nos atan a estados y naciones, y cómo éstas cambian con el tiempo.

Además de las pinturas al óleo para esta exposición, Golden colabora en un proyecto de animación con su esposo, el director Paul Trillo. Juntos están creando un modelo de inteligencia artificial entrenado exclusivamente con las obras de Golden. Frente a las dudas que muchos artistas sienten sobre el papel de la IA y los derechos de propiedad intelectual, la pareja busca abordar el tema desde una perspectiva crítica, cuestionando el mito del genio aislado. Golden escribe:

Muchos artistas que hoy son canonizados trabajaban en estilos que no inventaron, sino que surgieron de un movimiento colectivo en su tiempo y lugar. La IA resulta tan inquietante para los artistas en Occidente porque hemos romantizado al artista como una figura única, influenciada sólo por uno o dos grandes maestros, lo que les da una supuesta línea directa de herencia artística y valor percibido.

Golden también vincula esta idea al “estatus necesario para poner precio a nuestra obra”, que sugiere no es más que otra narrativa dentro del acto de auto-mitificación.

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Publicado por Redacción.