El presidente de Egipto, Mohamed Morsi llega mañana al final del ultimátum que le ha dado el Ejército acorralado tras un tercer día consecutivo de protestas en la calle y debilitado por una sangría de defecciones dentro de su Gobierno. Si no cede e integra a otros partidos en el Gobierno, las fuerzas armadas se plantean disolver el parlamento, nombrar a un ejecutivo transicional y derogar la constitución.

La práctica totalidad de las instituciones del Estado le han dado la espalda al Presidente, con un tribunal de casación invalidando este martes el nombramiento de aquel al que eligió como fiscal general. Después de que el partido salafista Nour se sumara a las peticiones de nuevas elecciones de la oposición, a Morsi le quedaba el único apoyo de los Hermanos Musulmanes y un puñado de partidos islamistas, reforzados en un barrio al este de El Cairo prometiendo luchar por defender la legitimidad del primer Presidente elegido por las urnas en la historia del país.

Durante la noche de este martes se sucedieron varios enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores del Presidente. Siete personas fallecieron en los disturbios en El Cairo. El domingo, la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo fue asaltada, saqueada e incendiada, en un incidente en el que murieron ocho personas. Los partidarios de Morsi se han armado en Ciudad Nasr con palos, bates, porras y cadenas, protegidos con escudos metálicos y cascos.

Morsi, quien se había dirigido a la nación por última vez el miércoles, dijo anoche a través de la cuenta oficial de la presidencia en la red social de Twitter que “se reafirma en su legitimidad constitucional, rechaza cualquier imposición, llama a las fuerzas armadas a retirar sus amenazas y rechaza cualquier dictado interno o externo”.

La hoja de ruta con la que el Ejército amenazó el lunes al darle su ultimátum de 48 horas a Morsi, que vence este martes a las 17.00, contempla defenestrarle, instaurar un Gobierno provisional de tecnócratas civiles, redactar una nueva constitución y, finalmente, convocar nuevas elecciones presidenciales, según Reuters.

Este martes dimitía en el Gobierno de Morsi hasta el ministro de Exteriores, Mohamed Kamel Amr, el quinto en hacerlo. En días anteriores se habían marchado los titulares de Asuntos Legales y Parlamentarios, Comunicaciones, Medio Ambiente y Turismo. La sensación de desintegración política se agravó con la renuncia incluso del asesor militar del Presidente, el general Sami Enan. Paralelamente, un tribunal de casación reinstauró este martes en su puesto al último fiscal general al que nombró Mubarak, Mahmud Abdel Meguid. Anulaba así el nombramiento de Talat Abdalá por parte de Morsi. El año en que el Presidente ha estado en el poder ha estado plagado de desencuentros con el poder judicial, que le acusa de injerencias y abuso de las facultades que le confiere la presidencia.

El foco de los opositores y del Ejército está ahora en derogar la Constitución de corte islámico que Morsi aprobó, con un referéndum popular en el que sólo participó el 32,9% del electorado.

El Pais, 02 Julio 2013.