Incluyendo las esferas de lo personal y lo social hay que destacar que el concepto de desarrollo sustentable, que tradicionalmente se aplica a la relación entre la economía y el medio ambiente es aplicable también a estas esferas de lo humano. Tanto una pareja como un individuo crecen y se desarrollan y por tanto requiere un desarrollo sustentable que incluye una alimentación sana, una no violencia, una ausencia de adicciones, una esfera de amor y placer (sexual también) y salud física y mental por mencionar algunos aspectos para tal crecimiento y desarrollo.

En la sociedad el capital requiere enriquecer al trabajador a fin de sustentarse a si mismo. El estado sirve a la sociedad civil a fin de sostener su jerarquía. Las ciudades son útiles con el campo de tal manera que su supervivencia esté garantizada. Igual entre países desarrollados con los países pobres; las culturas modernas son favorables a las culturas tradicionales a fin de fundamentar su riqueza. En fin. La sustentabilidad en todos los planos.

Finalmente la sociedad y la economía son ecológicamente útiles y rentables (enriquecer a la naturaleza) para ser sostenibles.

Esto es que exista una reciprocidad entre cada uno de estos binomios para que ambos términos de cada uno se beneficien. La mente debe servir al cuerpo para que lo inverso se realice; los padres a los hijos para que estos estén en armonía con aquellos; el hombre a la mujer para que ella corresponda con él. Pero si todo sigue un esquema de intercambio desigual, el desequilibrio sobreviene y la insostenibilidad surge.

Ya es bastante claro en la relación sociedad-naturaleza. Lo que no parece estar tan claro es que si crece y se desarrolla la sociedad también deben de crecer y desarrollarse los ecosistemas. La conservación y un simple “respeto” no son suficientes. Hace falta un enriquecimiento recíproco.

La degradación sucede en todas las esferas, no solo la naturaleza se agota, descompone y desintegra también la sociedad y los individuos en la esfera “privada”. Todo es un fenómeno de realidades insostenibles.

La clave es invertir nuestros valores que la mente se baje de su pedestal con respecto al cuerpo, que el  hombre sin perder dignidad sea humilde ante la mujer, que los padres no descalifiquen a los hijos y así sucesivamente al interior de la sociedad y de la sociedad con respecto a la naturaleza.

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Escrito por Eduardo Garcia.