Texas amenazó hoy con encabezar una batalla legal en contra del gobierno federal, si la administración del presidente Barack Obama y el Senado ratifican el Tratado sobre Comercio de Armas (TCA) aprobado esta semana por Naciones Unidas.

En una carta dirigida al presidente Obama, el procurador general de Texas, Greg Abbott, calificó al TCA como «una amenaza para los estadunidenses».

El TCA busca establecer un estándar común entre los países para la regulación nacional del comercio internacional de armas convencionales.

«Si Estados Unidos y el Senado ratifican el Tratado, Texas liderará la lucha para que sea derogado en las cortes por constituir una violación a la libertad constitucional», advirtió el procurador texano.

«Lo insto a rechazar el Tratado», sugirió Abbott al mandatario en su misiva.

«Nuestra Constitución es excepcional, en parte, porque garantiza nuestras libertades individuales, incluido el derecho a poseer y portar armas, consagrado en la Segunda Enmienda», argumentó.

Abbott envió la carta aún cuando la administración Obama ya había expresado su beneplácito por la aprobación del TCA en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El gobierno de obama consideró al TCA como un logro histórico con el potencial de reforzar la seguridad global al tiempo que preserva el comercio militar legítimo.

«El Tratado adoptado establecerá un estándar internacional común para la regulación nacional del comercio internacional de armas convencionales», destacó el secretario de Estado, John Kerry.

«Nada en este Tratado puede infringir en los derechos de los ciudadanos estadunidenses bajo nuestra ley doméstica o la Constitución, incluida la Segunda Enmienda», aseguró Kerry.

A diferencia del secretario de Estado, Abbott consideró que el TCA no reconoce el derecho fundamental de poseer y portar armas o el derecho a defender a la propia familia, la persona y la propiedad.

Añadió que el TAC autoriza a «una burocracia de la ONU» a emitir restricciones a las armas de fuego, por burócratas internacionales que no son responsables ante el pueblo de Estados Unidos.

Criticó que el Tratado, «emplea un lenguaje vago y radical que podría ser utilizado para cualquier número de futuras restricciones a los derechos de la Segunda Enmienda.

«Estar de acuerdo con el Tratado es más que pisotear los derechos de la Segunda Enmienda y erosionar las libertades garantizadas a los estadunidenses en la Constitución», dijo.

Texas ya encabezó con éxito una batalla legal para rechazar un acuerdo internacional firmado por el gobierno estadunidense en el caso del Tratado de la Convención de Viena Sobre Relaciones Consulares de 1963.

Las autoridades de Texas se negaron a acatar ese Tratado tras una decisión de la Corte te Internacional de Justicia de la Haya, que certificó la violación de los derechos como extranjeros de 51 reos mexicanos sentenciados a la pena de muerte en Estados Unidos y ordenó la revisión de sus casos.

La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos determinó en 2008 que Texas no está obligado a acatar el dictamen de un tribunal internacional, al no existir una ley interna federal que la obligue a ello.

Dallas, 5 Abr (Notimex)