Un nódulo tiroideo es una masa de tejido anormal, sólido o lleno de fluido, que se forma en la tiroides, una glándula que se encuentra en la base del cuello justo debajo de la “manzana de Adán” y sirve para regular funciones metabólicas como el crecimiento.
La gran mayoría de los nódulos tiroideos no son peligrosos. “El 95% de los nódulos son benignos”, según la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (Aecat).
La glándula tiroidea mide aproximadamente tres centímetros de diámetro, sin embargo, un nódulo tiroideo puede llegar a crecer hasta superar los cinco centímetros de diámetro y dificultar la respiración o la deglución, explicó en entrevista el endocrinólogo Iván Pérez Díaz.
A veces los nódulos se sienten y cuando son muy grandes pueden llegar a ser visibles y volverse estéticamente molestos para el paciente, explicó a CNNMéxico Raúl Alvarado Bachmann, especialista en cáncer de tiroides del Centro Médico ABC.
Sin embargo, la mayoría de los nódulos tiroideos son asintomáticos y se identifican por inspección o palpación de cuello y generalmente constituye un hallazgo incidental, según las Guías de diagnóstico y tratamiento de servicio de cirugía general de la Secretaría de Salud.
La condición es muy común y recientemente ha aumentado su detección debido a que cada vez se realizan más estudios que antes no se solicitaban tanto, como las resonancias magnéticas y los ultrasonidos, dijo Pérez Díaz.
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[sws_yellow_box box_size=”700″]Los tipos de nódulos y su tratamiento [/sws_yellow_box]
Existen varias clases de nódulos tiroideos y cuando un médico detecta la protuberancia, debe encargar ciertos exámenes médicos para dar un diagnóstico. “Por clínica no se logra la diferenciación entre maligno y benigno, por tanto siempre se requiere de un protocolo de estudios”, indica la Secretaría de Salud.
Pérez Díaz explicó que el primer análisis que se realiza por nódulo tiroideo es una prueba de función tiroidea para determinar si es funcionante o no. Ser funcionante significa que el nódulo produce hormonas, las cuales en exceso pueden provocar hipertiroidismo. El tratamiento más común para los nódulos funcionantes es administrar yodo radiactivo.
Cuando se trata de un nódulo no funcionante se realiza un ultrasonido de tiroides para ver sus características y con base en ello se determina la probabilidad de que sea maligno.
Si las características indican que es benigno (tiende a pequeño y tiene bordes bien delimitados) simplemente se le da seguimiento con ultrasonidos semestrales o anuales, dijo el también doctor en ciencias biomédicas, adscrito al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
En caso de que se sospeche que el tumor es maligno, se realiza una biopsia, que es la extracción de tejido para analizarlo en laboratorio.
La biopsia puede arrojar seis resultados, explicó Pérez Díaz:
- El material recolectado no fue suficiente o no fue adecuado y se tiene que repetir la biopsia
- Que el tumor sea benigno, es decir, que se detecte un riesgo de cáncer de aproximadamente 3%. En este caso se da seguimiento al paciente con vigilancia y ultrasonidos periódicos.
- Existe menor sospecha de un tumor, con riesgo de menos de 25% y no se puede emitir un diagnóstico.
- Existe mayor sospecha de un tumor, con riesgo de menos de 25% y no se puede emitir un diagnóstico. En este caso, como en el tercero, se realizan estudios moleculares del nódulo tiroideo y si estos dan positivo para sospecha de malignidad, se realiza tiroidectomía.
- La probabilidad de que el tumor sea maligno supera el 25%. Se realiza una cirugía para quitar el nódulo, que se llama tiroidectomía.
- El tumor es maligno. Se realiza tiroidectomía.
Ernesto Sosa, endocrinólogo del Centro Médico Nacional Siglo XXI, explicó que en caso de un diagnóstico de cáncer, la mayoría de los pacientes sometidos a un buen tratamiento tienen una buena expectativa de vida.
“Son fáciles de controlar estos tipos de cáncer, con cuidados y vigilancia el paciente puede tener una vida prácticamente normal, aunque la presencia de cáncer no va más allá del 5 al 7% en adultos”, dijo el médico en entrevista para el programa Perspectivas, de CNN en Español.
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[sws_yellow_box box_size=”700″]Los riesgos de la tiroidectomía [/sws_yellow_box]
La tiroidectomía es la extirpación de una parte o el total de la tiroides y su índice de mortalidad es muy bajo: de 1%, explicó Pérez Díaz.
Cuando se determina que el nódulo es maligno se debe quitar toda la glándula y además se le administra yodo radiactivo, un fármaco que se acumula en el tejido tiroideo para matar únicamente a las células tiroideas.
En los estados de riesgo 3 y 4, en los que se indica cirugía, el endocrinólogo puede optar por extirpar solo la mitad de la tiroides del lado donde está el nódulo. Posteriormente este tejido se analiza y si se determina que es maligno, se realiza una segunda cirugía para extirpar el resto de la glándula, explicó Pérez Díaz, quien también es profesor del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México.
Ocasionalmente el tumor es benigno pero se realiza una tiroidectomía cuando creció demasiado e impide la respiración y deglución normales, indica la Clínica Mayo.
Las principales complicaciones de la tiroidectomía son los daños a otros tejidos en la zona. En esa región se encuentran las glándulas paratiroides, que controlan los niveles de calcio en el cuerpo. Son del tamaño de una lenteja y no muy visibles, y si llegan a dañarse se puede causar hipoparatiroidismo, dijo Pérez Díaz.
Otro riesgo es lesionar el nervio laríngeo, que pasa muy cerca de la glándula tiroides. Este conecta a las cuerdas vocales con el cerebro y su daño puede provocar ronquera.
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[sws_yellow_box box_size=”700″] La vida después de la tiroidectomía [/sws_yellow_box]
“El paciente puede regresar a sus labores tres o cuatro días después de la cirugía. En general lo único que se pide es que el paciente esté tranquilo, a veces una o dos noches en el hospital, y que estén después en su casa tranquilos durante dos o tres días antes de regresar a sus labores normales”, explicó Alvarado, el médico del Hospital ABC.
Pérez Díaz indica que vivir sin tiroides no perjudica la calidad de vida: “El paciente toma terapia sustitutiva con hormona tiroidea y su vida prácticamente no cambia, puede hacer su vida normal”.
CNN México