Ture Johanson, de 73 años, perdió su brazo derecho hace 48 años. Desde entonces diariamente ha sentido dolor y molestias del brazo y la mano que no está.
Johanson es una suerte de conejillo de indias de un nuevo tratamiento en Suecia para pacientes que experimentan dolor en sus extremidades amputadas o «fantasma».
Con la ayuda de la realidad aumentada, el amputado puede ver y mover un brazo virtual controlado con su muñón.
Las señales eléctricas de los músculos en la extremidad amputada «hablan» con la computadora, lo que permite un movimiento en tiempo real.
Ture Johanson asegura que su dolor se ha reducido dramáticamente gracias a este nuevo programa computarizado, que ahora utiliza en su casa regularmente.
Agrega que actualmente tiene períodos en los que no siente dolor y ya no se despierta en la noche con molestias.
Durante décadas, Johanson había probado en vano numerosas terapias, incluyendo la hipnosis.
Mano abierta
Semanas después de empezar el tratamiento de realidad aumentada en la clínica de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Gotemburgo, Suecia, su dolor ha amainado.
«Ahora me duele mucho menos. Todavía lo tengo con frecuencia, pero dura menos, sólo unos segundos, cuando antes duraba minutos», cuenta el paciente. «Y sólo lo siento en mi dedo meñique y en la punta de mi anular. Antes la molestia era desde la muñeca hasta mi dedo pequeño».
Johanson asegura que también ha notado otros beneficios. Ahora percibe su mano «fantasma» en descanso, en una posición relajada, en vez de un puño apretado.
«¿Puedes imaginar? Durante 48 años mi mano estuvo cerrada en un puño, pero tras unas semanas con este tratamiento, descubrí que estaba distinta, relajada y abierta», cuenta.
Johanson también aprendió a controlar los movimientos de su mano fantasma, incluso cuando no está conectado al computador o mirando la extremidad virtual.
Max Ortiz Catalán, el especialista detrás de este nuevo tratamiento, explicó que la clave de la terapia puede estar en permitir que los músculos se ejerciten mientras se ven las acciones.
«Las áreas motoras del cerebro necesarias para el movimiento del brazo amputado se reactivaron, y el paciente obtiene una respuesta visual que engaña al cerebro para hacerlo creer que allí hay un brazo ejecutando esas órdenes motoras. Él se ve como un todo, con el brazo amputado de vuelta en su lugar», señala.
El especialista agrega que esta herramienta se puede utilizar como una ayuda en la rehabilitación de personas que hayan tenido un accidente cerebro vascular o con lesiones en la médula espinal.