Imagínate que estás jugando a tu videojuego favorito, pero que no terminas de concentrarte porque estás nervioso, enfadado o distraído; pues bien, este mando captaría tus emociones y haría una variación en la dificultad del juego para controlarlas. Del mismo modo, ante emociones positivas de euforia o de máxima concentración, el juego variaría para que fuese más entretenido.
Esta nueva experiencia está más cerca que nunca gracias al equipo de ingenieros de la Universidad de Stanford. A través de unos sensores colocados en los mandos, donde el contacto con el usuario es continuo, son capaces de detectar las constantes vitales del jugador y traducirlas en estados de ánimo. El ritmo cardiaco, la temperatura corporal, la presión que ejercemos sobre el mando… cada índice cuenta a la hora de detectar el estado del jugador.
Sus creadores han publicado un vídeo en el que ponen como ejemplo el popular juego Guitar Hero, que cambiará su dificultad según el estado del jugador. En este caso la velocidad de la canción o el número de acordes irán en consonancia con esas señales fisiológicas, logrando así que el jugador pueda disfrutar al máximo de la experiencia.