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En esta entrega revisaremos el periodo comprendido entre el siglo XV al siglo XVII. Comenzaremos con Leonardo y terminaremos con Leibniz.

Leonardo Da Vinci.

Leonardo Da Vinci, nació en la región de Vinci en 1452 y murió en 1519, fue pintor, científico e ingeniero. Entre sus obras artísticas; que son pocas las terminadas, se encuentran la Gioconda y La última cena, entre sus proyectos de ingeniería se encuentran prototipos de lo que después se convertiría en el helicóptero y principios de estudios en aeronáutica basados es sus observaciones de anatomía en aves; también incursionó en los estudios de anatomía humana, se dice que compraba cadáveres de forma clandestina para poder diseccionarlos y estudiarlos a profundidad, método que le sirvió para el desarrollo de sus obras artísticas, que representaban al cuerpo humano basados en un estudio meticuloso de sus sistemas óseo, muscular, y de sus proporciones.

Desarrollo un estudio minucioso sobre las proporciones del cuerpo humano, llamado Canon de las proporciones humanas,  este trabajo está basado en los estudios de arquitectura de un arquitecto romano llamado Vitrubio.

Para él, el ser humano era una máquina integral, para la que era de vital importancia la vista, pues para Da Vinci, es el sentido que está más íntimamente relacionado con la actividad psíquica, aunque la audición es el más patético de los sentidos y el tacto es el más extenso, para él, el sentido más importante era la visión, inclusive a partir de sus estudios de anatomía, logro reproducir a gran escala el funcionamiento del ojo y creó el antecesor de la cámara fotográfica a partir de una caja con un orificio por donde entraba la luz y proyectaba una imagen del exterior en el fondo de esta.

De este personaje, Freud desarrollo una teoría sobre los fantasmas infantiles que constituirían su homosexualidad, basados en la narración de un sueño de Leonardo, en que un milano posa su cola sobre sus labios mientras él se encontraba acostado siendo solo un niño, esta interpretación es solo una de varias, que le costaría la enemistad del gremio artístico.

Giordano Bruno.

Giordano Bruno era originario de una región cercana a Nápoles al sur de Italia llamada Nola, por lo que él se hacía llamar el “Nolano”. Tuvo ideas revolucionarias que le granjearon grandes problemas, pensaba al igual que Copérnico que la Tierra no era el centro del universo; también pensaba que todo lo existente estaba constituido por átomos, y que las cosas se movían por impulsos, así o había diferencia entre el espíritu y materia, por lo que el sentido de la Eucaristía era una falsedad, este tipo te pensamientos y su poco tacto para hablar de ellos con la gente de su época le valió en 1575 una acusación de herejía, lo que lo llevó a huir de Nápoles. En 1600 fue declarado culpable de herejía y se ordeno que se quemaran todos sus libros, y el 19 de ese mismo año, se llevo a cabo su ejecución sin ningún privilegio; un monje le mostro un crucifijo y el volteó la cara, sus cenizas fueron arrojadas al Tiber.

Para Giordano Bruno, el universo era un sistema que funcionaba a partir de Dios, y en este estaba la responsabilidad de atributos como la infinitud y la coincidencia de los contrarios, tema que para Da Vinci era relevante, pues él pensaba que los extremos estaban más cerca entre ellos que del centro mismo.

Para Bruno había un alma universal que contenía a todas las demás almas, y el alma es la que controla las funciones del organismo, el cuerpo está en el alma, y el alma en el espíritu. La imaginación hace descender las almas, que a mi gusto tiene un tinte de pensamiento orientalista, y el espíritu las eleva a lo sublime, que me parece una concepción antigua sobre el estado del ser humano crucificado entre dos estados: uno que lo empuja o lo lleva a la materialidad y otros que lo lleva a lo espiritual, concepto  presente en símbolos arquetípicos de distintas culturas y religiones, sin embargo haciendo a un lado los razonamientos metafísicos de este intelectual; podríamos pensar que dispuso las bases para lo que en futuro Jung llamaría el inconsciente colectivo, y revolucionó el pensamiento occidental proponiendo el bienestar común como de mayor relevancia que la salvación personal, pues este constructo tanto en oriente con el Budismo y en occidente con el Cristianismo había reemplazado a las nociones griegas de ciudad-estado en que todos eran parte de esta y se veía por el bienestar de la ciudad, proponiendo que lo relevante era la salvación del alma individual a partir de la reclusión, dejando en un lugar secundario el bienestar en esta vida, con la promesa de una incorporación al todo con una, y una resurrección con otra.

Francis Bacon.

Bacon vivió de 1561 a 1626, nació días después de la derrota de la armada Invencible y vive parte del primer gran desarrollo de Inglaterra. Fue un hombre activo en la política, durante el gobierno de Jacobo I llego a ser fiscal general del reino. Pasó el final de su vida en un retiro voluntario donde pudo escribir la mayor parte de sus obras.

Bacon es su método se aleja y critica la lógica aristotélica, y sostiene que es un error incorporar el silogismo al método de investigación, pues afirmaba que solo servía para manipular los resultados, este servía para aclarar pero no para demostrar.

Sostenía que en el método científico no debían desarrollarse hipótesis, pues estas servían de sesgo para la investigación, debería realizarse el método experimental y graficar los resultados, utilizando un método inductivo, que consiste en una generalización de un hecho a todos los eventos similares a este.

Para él el alma espiritual es de origen divino, y el alma sensible es el alma animal y humana. El alma espiritual es un estudio que les corresponde a los teólogos y el alma sensible es un estudio que compete a los científicos.

René Descartes.

Descartes nace en La Haya, una provincia de Turena en 1596, era de una familia burguesa y fue un niño enfermizo y débil, que hacía pensar que moriría joven. Estudio desde los 10 años en un colegio de Fleche que los jesuitas acababan de inaugurar en París. A partir de varios sueños que pensó eran de inspiración divina, decidió dedicarse a incorporar un método matemático al estudio de la física. Quería desarrollar un método a partir de la duda que le pudiera dar certidumbre de sus descubrimientos, para esto desarrollo uno que consta de cuatro pasos descrito en su obra El Discurso del Método.  Estos se pueden resumir en no dar por verdadero nada que no haya sido comprobado  o no sea evidente serlo, dividir las dificultades en tantas partes fuera necesario para resolverlas, ordenar los pensamientos desde el más sencillo hasta el más complicado y por último revisar constantemente el método para asegurarse que no hay omisiones.

Descartes a partir de los razonamientos de los intelectuales del Renacimiento, proponía una visión mecanicista de la naturaleza en que la materia carece de atributos como magnetismo y gravedad, la materia se modifica únicamente a partir de la influencia de otro objeto, y dejaban el poder activo únicamente a dios.  Sus trabajos pusieron en un problema la concepción del alma inmortal pues sostenía que debía poder explicarse a partir de procesos mecánicos. A partir de la segunda etapa de sus trabajos que se pueden considerar como los fundadores de la psicología científica, pues buscaba explicar de forma fisiológica los proceso mentales como percepción y memoria.

La distinción que hace este filósofo entre las sensaciones y su producto, la percepción si bien es un tema que nos remonta a la Caverna de Platón, da forma a la psicología contemporánea pues nos pone sobre aviso que la representación mental no siempre es referente fidedigno del objeto representado, sabemos hoy que la precepción visual es una construcción por parte del cerebro, que la fóvea es la única que percibe detalles finos, y que la visión periférica es más bien borrosa, es el cerebro que a partir de la experiencia calcula los detalles dándonos la idea de la realidad, es así que Descartes se adelanta mucho en los estudios de psicología dividiendo la sensación de la percepción.

A partir de esta forma de pensar es que crea su famoso axioma “Cogito ergo sum”,  pienso por lo tanto soy. Que se refiere que la única cosa que sabemos cierta es que existimos pues pensamos, que todo lo demás es fuente de duda ya que las representaciones mentales que hacemos de las cosas nos son las cosas mismas y pueden ser un engaño.

Este axioma se verá cuestionado en el siglo XX por Jacques Lacan, quien propuso que el yo no se piensa, más bien es pensado.

Gottfried Wilhelm Leibniz.

Nació en 1646 en Leipzig, fue un hombre versado en diferentes áreas como el Renacimiento lo requería, estudió matemáticas con Huyghens, y descubrió el cálculo infinitesimal al mismo tiempo que Newton en Inglaterra.  Fue bibliotecario de la biblioteca de Hannover y primer presidente de la Academia de Ciencias de Berlín; murió en 1716 con la gran mayoría de su obra inédita, la cual consiste en textos matemáticos, jurídicos, filosóficos y teológicos.

En su obra De arte combinatoria,  desarrolla una lógica similar a la lógica simbólica que utilizamos hoy en día, él creía que una vez que hubieran establecido los números cartesianos a todos los conceptos se llegaría a un lenguaje universal que revelaría un nuevo orden para los hombres.

En relación a su método y teoría del conocimiento hay un dicho que dice “Nada hay en el intelecto que no estuviera primero en los sentidos” a lo que Leibniz concluye (citado por Xirau, 1964, pág. 237) “Salvo el entendimiento mismo”.

Si consideramos que las teorías epistemológicas se pueden dividir en empiristas y racionalistas, y que  la gran mayoría de los filósofos dedicó tiempo de estudio y reflexión a este tema, orientándose por alguno de estos extremos, Leibniz pensaba que tres cuartas partes de nuestras ideas provienen de la experiencia y el resto del entendimiento humano, característica que nos aleja de los animales inferiores.

El dividía la conciencia en tres niveles: el primero era el dedicado a pequeñas percepciones o lo que la psicología actual llama inconsciente, y que posteriormente William Lames llamara percepciones marginales, este tipo de percepción también se encuentra en los animales superiores y lo que nos distingue de ellos es la apercepción, este término viene del francés apercevoir  que significa “darse cuenta”. Por lo que para él, el hombre tiene dos formas de conocer relacionadas con la experiencia; las pequeñas percepciones que son los estímulos periféricos como las gotas de agua, y la percepción que se centra en la figura predominante en nuestra experiencia sensible. En el tercer nivel se encuentra la apercepción que es en pocas palabras el raciocinio.

El divide también la percepción de la sensación, el primero es un estimulo indiferenciado que al ser procesado por la mente humana alcanza el estado de sensación, este proceso es lo que ya habíamos visto él llama apercepción. Esta tiene también dos niveles el activo y el pasivo, y se refería a que mientras el sujeto está enfocado en la figura (tomando aquí el lenguaje de la teoría Gestalt) no se percata del fondo hasta que este por alguna modificación perceptual adquiere relevancia hasta convertirse en figura.

En este tema, la relación con el término “Inconsciente” utilizado en el ámbito psicoanalítico, me parece alejado, pues si bien si estas percepciones pasan desapercibidas a la conciencia del sujeto, no son ejemplo del razonamiento Freudiano sobre los proceso inconscientes; estos últimos que en la segunda mitad del siglo XX a partir de una lectura de Ferdinand de Saussure, Jacques Lacan afirmará que está estructurado como un lenguaje que funciona articulándose mediante la metáfora y la metonimia.

En sus estudios metafísicos el sostenía que todo estaba constituido de mónadas  pequeños puntos geométricos de los que todo está constituido, y mediante este constructo intenta resolver el problema de la interacción mente cuerpo que Descartes había tratado de resolver mediante el ocasionalismo. Leibniz propone que Dios creó la infinidad de mónadas y que estas trabajarían en armonía, él lo explica con dos relojes que son planeados, ensamblados y puestos  a andar al mismo tiempo, marcando siempre la misma hora, así la mente  y el cuerpo funcionan de forma armónica reproduciendo cada uno lo que le sucede al otro.

 Así termina la tercera parte de esta serie sobre la historia de la psicología.