Anna O. es un seudónimo o alias (que viene de la expresión alia nomine cognitu, que significa “conocido por otro nombre como”) que se usó para Bertha Pappnheim en la descripción del caso para salvaguardar su identidad. Aunque Joseph Breuer llevó el caso, Freud lo incluye en sus Estudios sobre la Histeria, inclusive es el caso con el que comienza el capítulo de Historiales Clínicos.
Anna fue tratada a la edad de 21 años por Breuer mediante el método catártico, ella presentaba síntomas diversos, entre los que se encontraban: estrechamiento del campo visual, parafasia (es una producción no intencional de sílabas, frases o palabras durante el habla) que en ella llegó al punto de no poder expresarse en alemán su lengua materna y tener que hablar en inglés o francés, y una parálisis de la extremidad superior derecha y ambas inferiores, entre otras. Él toma el caso para implementar con ella el nuevo método porque sus afecciones no presentaba una etiología (causa de la enfermedad) orgánica.
Estas afecciones, con la evolución del caso clínico resultaron estar relacionadas con eventos que Anna vivió en estado de angustia o ansiedad, en los que ciertas pulsiones que para ella no eran aceptables le generaron autorreproches, convirtiéndose en los eventos traumáticos reprimidos que dieron pie a la formación de los síntomas histéricos. Por ejemplo: en un momento en que ella sintió la imperiosa necesidad de rezar y no pudo recordar ninguna oración en su lengua natal, la primera frase que le vino a la mente fue en inglés, y pudo comenzar a rezar en ese momento; este evento daría forma al síntoma que se caracterizó por su imposibilidad de hablar en alemán.
Es con ella que Freud y Breuer se percataron de los resultados que la abreacción (descarga de emociones y afectos relacionados con los recuerdos) podía tener, método que Anna en forma humorística llamó “talking cure”. Durante los periodos de hipnosis las resistencias disminuían y Anna podía recordar y narrar los eventos traumáticos, ejercicio que dio como resultado la desaparición de los síntomas uno a uno conforme fueron narrados por ella.
Sé que tal vez no sea el caso más vistoso, o complejo de la obra de Freud, pero para mí ella fue la verdadera introducción a la teoría freudiana; en las aulas se enseñan los términos y constructos de la teoría pero de una forma general, inconexa, volviendo difícil comprender en toda su extensión el descubrimiento freudiano, es a partir de la descripción de este caso, sus síntomas, el origen de estos y como se solventaron, que comencé a comprender de que se trataba este asunto freudiano.