La Perversión

Esta es la segunda de las estructuras psíquicas que contempla el psicoanálisis, junto con la ya mentada neurosis y la psicosis.

El término ha evolucionado mucho con el tiempo; generalmente utilizado para designar prácticas sexuales que están fuera de la norma, o que se consideraban iban contra natura, como las filias, el incesto, el fetichismo, etc. hoy tiene un valor estructural en la teoría psicoanalítica.

Este artículo se basa únicamente en los constructos psicoanalíticos pues el termino perversión va a tener variaciones de región a región pues esta intrínsecamente relacionado con las normas sociales vigentes en un lugar dado.

Freud utilizó el término en su obra Tres ensayos de teoría sexual, para referirse más que nada a las inversiones o los invertidos, las prácticas sexuales que no estaban dentro de la norma.  Dentro de la teoría Freudiana el término también evolucionó pues posteriormente Freud lo pensó como el negativo de la neurosis. Y lo caracterizó como una sexualidad infantil en estado bruto, que desconocía la prohibición del incesto. Freud distingue dos tipos de perversión: las de objeto y las de fin. En las primeras se le da importancia a un objeto dado, como un partenaire humano  (paidofilia, incesto, homosexualidad, autoerotismo) y las que llevan un objeto no humano  (fetichismo, zoofilia, travestismo). Y la perversión de fin, que clasificaba con tres variantes en función de sus prácticas: el placer visual (voyeur o exhibicionismo) el placer de sufrir o hacer sufrir (sadismo o masoquismo) y la sobrestimación de una zona erógena.

En 1924 introduce el concepto “renegación” que se refería a la negación por parte del niño a la falta del pene en la mujer, y lo situaba en la estructura psicótica pues representaba una negación de la realidad, pero posteriormente, relacionó  esta renegación con el fetichismo  que le permite al sujeto renegar y aceptar la falta de pene en la mujer. Lo que hace a la perversión una renegación o una  desmentida de la castración, con una fijación en la sexualidad infantil.

Lacan y sus seguidores tienen el mérito de haber sacado a la perversión de las parafilias y desviaciones,  y haberla constituido como una estructura, pues fueron más sensibles que Freud a la cuestión del eros. Lacan hizo del perverso  alguien que desafiaba la ley, hizo del mal en el sentido sadeano el equivalente del bien kantiano, para demostrar que la estructura perversa se caracteriza por la voluntad del sujeto de transformarse en objeto de goce ofrecido a Dios, convirtiendo la ley en burla, y por el deseo de anularse en el mal absoluto en la auto aniquilación.

Lacan al sacar al perverso de las perversiones sexuales abrió nuevas posibilidades terapéuticas pues dejó de considerárseles incurables, y al no ser considerados ya un peligro para la sociedad, tenían acceso a la clínica psicoanalítica.