En el artículo pasado hice un planteamiento personal sobre lo que creo puede ser la estructura psíquica de un personaje de ficción que sigo desde la infancia: “Batman”. (Para los que no lo hayan visto les dejo el link: https://www.caracteres.mx/un-divan-batman-es-la-noche-es-venganza-es-un-neurotico-de-libro/)

En ese artículo mencioné las estructuras subjetivas y que Bruce pertenecía a una de ellas en particular, y creo oportuno explicar o al menos delimitar a grandes rasgos que características tienen estas estructuras dedicando una entrega a cada una de ellas.

La primera que trataré de abordar es la neurosis; esta hizo su aparición en la obra  de Freud desde el comienzo  y es la estructura en la que está contenida (si hablamos de conjuntos) la mayoría de la población.

William Cullen creó el término a finales del siglo XVIII, y fue un giro al abordaje de las patologías que se estudiaban de forma puramente anatómica, este término se refería a las afecciones de la sensibilidad y la motricidad sin fiebre que no tenían origen orgánico,  y desde entonces la neurosis se volvió depositaria de todas esas enfermedades que la medicina anatomopatológica no encontraba explicación orgánica. Un siglo más tarde Jean Martin Charcot popularizó el término, pues hizo de la histeria una enfermedad funcional  (y por lo tanto una neurosis); y es después de su encuentro con Charcot que Freud comenzó a utilizar el término neurosis para referirse a la histeria, aunque con un giro dialéctico, pues ya no sería asociada a algún problema uterino, sino al resultado de un conflicto psíquico de origen sexual  y de carácter inconsciente.

La neurosis puede articularse a partir de una ley, una prohibición; esta es la del incesto como símbolo del deseo del sujeto, en el periodo de estructuración del Complejo de Edipo, el sujeto se percata de la diferencia de los sexos, y de forma simbólica e inconsciente le atribuye al padre esta diferencia física, pensando que si en algún momento llegara a consumar su deseo sería el padre quien que lo castraría. El padre imaginario del sujeto instaura de esa forma una instancia simbólica: el Súper-Yo, que va a representar el Ideal del Yo. Su deseo inconsciente cuya fuente es el ello, se va a contraponer contra este imperativo de la prohibición del deseo, generando angustia y culpa en los sujetos, ante la amenaza de una inminente castración. Por lo que se ve obligado a reprimir estos deseos; deseos que en su esfuerzo por ser reconocidos van a generar el conflicto psíquico característico de la neurosis. Creo que podríamos resumir la estructura neurótica en función de una prohibición y una amenaza ante la consumación de su deseo, que le imposibilitan no sólo conseguirlo sino también aceptarlo de forma consciente.