Para todos aquellos que alguna vez han cancelado los planes a último minuto: gracias desde el fondo del ser de todos los introvertidos.
Habíamos hecho planes desde hace semanas, pero llamas para cancelar una hora antes. Seguro tuviste alguna razón, probablemente fue mentira, pero muchas veces saltamos de la emoción cuando haces esto. No te preocupes, en realidad es un gran alivio.
No es que no queríamos verte, teníamos cosas que discutir, pero mi emoción de vernos se queda corto con mi emoción de no hacer nada.
A veces no somos introvertidos, a veces sólo tenemos problemas de tener nuestra agenda tan llena que vivimos con estrés constante. Llega un punto donde tener tantos compromisos puede causar mucha presión.
Quizá llevamos mucho tiempo preparándonos mentalmente para esta reunión, pero ya todo ese trabajo se fue a la basura. Pero aún así, no nos ofendemos porque el alivio es lo único que sentimos.
Por esta razón luego no nos sentimos mal cancelándole a la gente. Supongo que les estoy dando un regalo.
Mentiría si digo que no siento un alivio cuando alguien me cancela los planes. Pero depende de quién es la persona que está cancelando y depende de la razón.
¿Pero por qué tanto alivio por cancelar los planes?
Vivimos en una sociedad donde planeamos de más, agendamos cosas con tiempo que no tenemos y en general somos una sociedad llena de compromisos. A veces no es malo querer descansar con la familia o leyendo un libro y no hacer nada más.
Poder cancelar las cosas en estas semanas con los calendarios super congestionados, nos da espacio, libertad, alguna sensación de que decidimos qué hacer y no tenemos un calendario que dicte lo que hacemos con nuestras vidas.
En un mundo con gente que constantemente está cancelando los planes, vale la pena hacer las cosas de manera espontánea.
La próxima vez que estés hablando con alguien que quieres ver, no lo planeen, veáanse en ese momento, vive la vida un poco y deja de planearlo todo.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.