La gran esperanza argentina para los Juegos Paralímpicos de Sochi no podría haber nacido en un lugar más alejado de la nieve: las llanuras pampeanas de la provincia de Córdoba, en el centro del país.

“Me han ofrecido correr para Estados Unidos, para Italia… pero uno quiere seguir apostando por su país, me siento en el lugar de generar un camino para los que vengan después” – Pablo Robledo

Pero Pablo Robledo, nacido en Río Tercero hace 38 años, se convirtió pronto en hijo adoptivo de Neuquén, en la Patagonia, y en un apasionado de los deportes de montaña. En especial del esquí de fondo.

Fue el primer argentino en conseguir un boleto para Sochi y ahora forma parte de la delegación en Rusia, en la que por primera vez participarán tres atletas de Argentina clasificados para la competencia (en 2010 también hubo representación del país sudamericano, pero por invitación).

Sus compañeros, Carlos Codina y Enrique Plantey, competirán en esquí alpino en los Juegos, que tienen lugar entre el 7 y el 16 de marzo.

Nieve en la tierra del fútbol

Cuando Robledo tenía 13 años comenzó a practicar esquí, como los miles de turistas que cada año visitan las pistas argentinas de Bariloche, Ushuaia o San Martín de los Andes.

Dos años después perdió su pierna derecha en un accidente de moto.

Pablo RobledoEn Argentina, Robledo forma instructores para personas con discapacidad.

Sin embargo, la amputación no frenó su pasión por el deporte.

Probó suerte con el snowboard para luego regresar al esquí, compitiendo en el Tetratlón de Chapelco, una carrera que se celebra en la ciudad de San Martín de los Andes con cuatro disciplinas (esquí, running, mountain bike y kayak).

Aunque ahora compita en los Juegos Paralímpicos con una prótesis, Robledo está acostumbrado a participar en carreras contra otros atletas sin discapacidad.

Y asegura que no fue sencillo crecer profesionalmente en la nieve, especialmente en un país tan obsesionado con otros deportes.

“Nosotros tenemos mucha cultura de fútbol o basquetbol, pero en esquí de fondo todavía nos queda mucho desarrollo, básicamente por una razón: en Buenos Aires no nieva, y el centralismo del país todavía pesa mucho”, dice.

Por eso, después de instalarse a vivir en las montañas de la Patagonia decidió viajar al exterior para estudiar Instrucción de Esquí en las pistas de Colorado, en Estados Unidos.

De vuelta en Argentina se convirtió en examinador y formador de instructores para personas con discapacidad.

Además, desde entonces es uno de los impulsores de Puentes de Luz, una asociación de jóvenes discapacitados de San Martín de los Andes, actividad que compatibiliza con las carreras.

“Siempre me gustó estar en competencia. Fui a Suiza a trabajar como instructor, vi los Juegos Paralímpicos por la televisión y decidí que yo quería estar ahí, renuncié a los ingresos como instructor y me volví a Argentina”, cuenta.

Con nieve argentina

Vestido de azul y blanco, como los colores de su bandera, Robledo llega a Sochi después de varias semanas de entrenamiento en las montañas de Los Alpes en Suiza.

“Las condiciones de nieve en Sochi son muy parecidas a lo que tenemos al sur de Argentina, muy húmedas, lo que llamamos nieve primavera, por lo que estamos acostumbrados a esquiar ahí” – Pablo Robledo

Ya conoce la pista de Sochi, donde disputó las finales de la última Copa del Mundo de Esquí Paralímpico.

Además, pretender hacer de la nieve rusa una aliada a la hora de competir.

“Las condiciones de nieve en Sochi son muy parecidas a lo que tenemos al sur de Argentina, muy húmedas, lo que llamamos nieve primavera, por lo que estamos acostumbrados a esquiar ahí”, cuenta.

Su objetivo es entrar entre los 10 mejores del mundo en la disciplina de 20 kilómetros de esquí de fondo, la primera competencia que enfrentará en Sochi el 10 de marzo.

Y después, intentar que algún día los deportes de invierno puedan llegar a ser tan populares como el fútbol argentino.

“Me han ofrecido correr para Estados Unidos, para Italia… pero uno quiere seguir apostando por su país, me siento en el lugar de generar un camino para los que vengan después”, dice.

“Ahora somos tres, ojalá pronto puedan llegar 15 o 20 atletas paralímpicos argentinos a unos Juegos”.

(BBC)