Un grupo de noruegos se juntan para darle la bienvenida al Sol. Mientras amanece y el Sol ilumina al pueblito rodeado por montañas creando sombras, muchos están pensando “¡Por fin! ¡Sombras de verdad!”
La luz que se observa saliendo detrás de las montañas no es el Sol tal cual. Es un sistema de enormes espejos montados en la montaña para brindarle un aumento de sol al pueblo de Rjukan. En este pueblo, situado en una valle profunda, nunca llega luz directa del sol en el invierno ya que el sol no se eleva lo suficiente para pasar encima de las montañas… hasta ahora.
El responsable de esto es un artista, Martin Andersen, quién se mudó a Rjukan hace diez años.
En la actualidad la luz eléctrica ha logrado que las ciudades nunca tengan que estar oscuras. Cambiar el flujo de los rayos solares en la superficie de nuestro planeta puede verse como algo poco natural y hasta algunos lo considerarían como una falta hacia la naturaleza.
El primer hombre que pensó en jugar con el Sol fue el griego Arquímedes. Se dice que desarrollo una especie de espejo parabólico enorme, para proteger a su ciudad de los romanos, que concentraba los rayos del Sol a tal grado que podría incendiar barcos a lo lejos desde la costa. Existiera o no este antiguo artefacto, Leonardo da Vinci se había fascinado con el concepto tanto que intentó recrearlo en su taller en Roma.
Los espejos de Andersen redirige los rayos solares para brindarle luz y calor a un pueblo que, de lo contrario, suele permanecer en oscuridad durante lo largo del invierno.
Parece que es un mito lo que dicen de que en las regiones por el circulo polar ártico sube la tasa de suicidios durante los inviernos oscuros. En Groenlandia la tasa de suicidio llega a su punto máximo cuando regresa el Sol al final del invierno.
Hay muchos mitos paganos sobre el Sol también. Muchos paganos van a Stonehenge para el solsticio de verano cuando toda la evidencia sugiere que el monumento esta más bien sintonizado con el solsticio de invierno.
La necesidad exacta que tenemos con el Sol es un enigma. Tanto la oscuridad como la luz son parte de nuestras vidas y mentes. Probablemente al estar jugando con estas fuerza que no terminamos de comprender el pueblo de Rjukan estará siguiendo los el peligroso camino de Arquímedes. No entendemos completamente cómo nos afecta el Sol y por qué no podemos controlar nuestra extraña relación con él.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.