Hay una manera de usar escaleras desplegables. Las pones contra la pared, de preferencia, y consigues que alguien te lo detenga de abajo.

Pero hay gente que no les importan las reglas y luego salen y usan estas escaleras solos, sin nadie que ayude, y las ponen en las peores superficies que se les pudiera ocurrir.

En lugar de pensar que no tienen suficiente soporte para mantenerse en la misma posición con todo su peso o que luego deciden jugar a juegos de equilibrio… pues naturalmente alguien sale lastimado.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.

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