Debajo de las ocupadas calles de la capital de Rumania, Bucarest, existe una pequeña sociedad subterránea. Esta formada casi completamente por adictos. Hace casi veinte años buscaron refugio en la cloacas de la ciudad y ahora se ha vuelto una gran comunidad.
La comunidad se llama Aurolac. Ha juntado grupos sociales que se consideran parias en la sociedad en la superficie y se convirtieron en una gran familia.
El fundador y encargado es un hombre que lleva cadenas en los brazos, tatuajes y cicatrices y se hace llamar Bruce Lee y se encarga de proveer a cualquiera que se le acerque con las drogas o el vicio que busque. Quién quiera entrar en la comunidad tiene que ir con él para que los apruebe. Básicamente es el jefe, él puso todas las reglas con las que se rigen dentro de la comunidad. Es un mentor y todos lo admiran.
La ciudad no cuida ni protege a los adictos e indigentes. Son cientos de personas las que viven en esta red de alcantarillas. Muchas de las entradas se encuentran en las calles céntricas de la ciudad. Esta repleto de drogas en cada esquina la comunidad. Las drogas que se encuentran dentro de esta comunidad van desde pegamento hasta heroína.
El SIDA y otras enfermedades, como el tuberculosis, dominan dentro de esta comunidad.
Los perros también son bienvenidos dentro del Aurolac ya que en la superficie tampoco son aceptados.
Aunque parezca duro, este es su hogar y lo aman y lo cuidan. Aquí la gente se recluye porque no quieren ser vistos como la escoria de la sociedad, porque son personas con severos problemas, no mala gente. Todos quieren una vida mejor y trabajan en mantener un ambiente amable.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.