Ann Makosinski era otra adolescente con un proyecto de ciencias cuando entro a su feria local en la ciudad de Victoria, Canadá. Su proyecto era una linterna que sirve solamente con el calor de tus manos y ganó el segundo lugar.

Ann, de 16 años, y sus padres, los cuales operadores de radioafición y les gusta jugar con aparatos electrónicos, estuvieron satisfechos con el resultado.

“Es un proyecto muy sencillo,” dijo Arthur Makosinski, el padre de Ann. “Tiene cuatro componentes eléctricos. Sigamos adelante y hagamos algo diferente.”

Pero si Ann hubiera dejado su proyecto en Victoria, el mundo se pudo haber perdido de una fuente de luz que no funciona a base de pilas, energía solar ni eólica.

Piensa en eso por un momento: una linterna que puede durar tanto como tú lo puedes detener. Ya nunca tendrás que buscar pilas AA. Podría tener un impacto inmediato para más de 1.2 mil millones de personas, una quinta parte de la población mundial.

Sorprendentemente, a nadie se le había ocurrido usar energía thermoelectrico para hacer funcionar una linterna. Pero para Ann, unos mosaicos que producen una corriente eléctrica cuando ambos lados son calentados y enfriados al mimso tiempo, fueron una solución conveniente para el problema de estudios de un amigo.

Hace dos años, Ann, quién es de ascendencia  filipina, estaba correspondiendo con un amigo suyo que no tenía electricidad en Filipinas. Según Ann, su amigo no podía terminar con su tarea y estaba fallando en la escuela.

“Esa fue la inspiración para mi proyecto,” dijo Ann. “Sólo quería ayudar a mi amigo en las Filipinas y mi linterna era una posible solución.”

Ann comenzó a trabajar. Recordó oír alguna vez en su vida que los seres humanos eramos baterías vivos y andantes. “Pensé: ¿por qué no el calor corporal? Emanamos tanto calor a través de nuestros cuerpos y se desperdicia todo.”

Tras unos cuantos prototipos, reveló su “linterna hueca,” llamada así porque tenía un tubo hueco de aluminio en su centro que enfría los lados de los mosaicos dentro del cilindro de la linterna. El otro lado se calentaba con el calor de tu mano.

Ann pasó varios meses diseñando la linterna y averiguando cuál era su conversión de voltaje. Había mucho en línea sobre cómo darle energía a una linterna con estos mosaicos, pero esos dispositivos usaban velas y antorchas. El prototipo de Ann dependía del calor corporal emanado de la mano y requería que usara su propio transformador, entre otros factores importantes.

Hay algo que aprender aquí. Los niños son capaces de ser innovadores. Con la incentiva y el ambiente correctos, pueden lograr cosas increíbles para el mundo.

En cuanto a sus esfuerzos de incrementar la eficiencia de voltaje en su linterna, Ann dice que quiere procurar que sea disponible para todos aquellos que podrían necesitarlo en el futuro.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.