Bruce Bridgeman veía los árboles como paneles verdes y tenía que mover la cabeza para medir la cercanía de los objetos.
Durante la mayor parte de su vida, tuvo una mala percepción de la profundidad. Sus ojos apuntaban hacia fuera y no le permitían ver, con visión estereoscópica, una misma imagen con ambos ojos.
La estereoscopía es la capacidad de la vista para captar una imagen con cada ojo y fusionar la información de ambas para convertirla en una sola imagen con profundidad.
Pero en febrero de 2012, algo cambió cuando Bridgeman fue al cine con su esposa. Se puso unas gafas 3D para ver la película Hugo y, para su sorpresa, los personajes y el paisaje en esta película saltaron a su vista con el mayor efecto estereoscópico que había experimentado hasta entonces.
Es más: al salir del cine, la percepción de Bridgeman del mundo real también mejoró. Un poste de luz saltó visualmente desde el fondo, y los árboles, automóviles y personas de alguna forma se veían más vívidos. Así que eso era el mundo con profundidad… Bridgeman estaba “eufórico”.
“De repente, las cosas comenzaron a saltar a mi vista”, dijo Bridgeman, profesor de Psicología en la Universidad de California, Santa Cruz, en Estados Unidos.
El efecto permanece desde que vio la película hace 16 meses.
Es imposible comprobar científicamente que la película alteró su sistema visual, pero tiene la esperanza de que esta historia ayude a otros con condiciones oculares similares. Algunos de estos pacientes luchan durante meses con entrenamiento para intentar ver más vívidamente.
Otros expertos dicen que es posible que, en las circunstancias únicas de Bridgeman, fuera exactamente lo que necesitaba, pero probablemente el mismo “tratamiento” ayudaría a pocas personas.
“Si alguien tuviera un sistema marginal de visión, la inmersión en una película 3D podría mejorarlo absolutamente. Pero no recetaría (una película)”, dijo Paul Harris, profesor del Colegio de Optometría del Sur, en Estados Unidos, quien no evaluó a Bridgeman.
CNN México