El cuerpo del ex dictador argentino Jorge Rafael Videla no encuentra reposo y hoy cumplió cuatro días en la morgue, sin posibilidad de velorio, y con muestras de repudio anticipada en el cementerio en donde sería enterrado.
La familia mantuvo su hermetismo en torno al destino que tendrá el cadáver del hombre que simbolizó la dictadura más sangrienta de Argentina (1976-1981) y que murió el viernes pasado a los 87 años en la cárcel en la que cumplía cadena perpetua por sus crímenes.
El debate sobre el cuerpo de Videla es paradójico porque, durante los últimos 37 años, miles de personas le imploraron información sobre los cuerpos de las víctimas secuestradas y asesinadas por los represores a los que él encabezaba.
Por eso, luego de su muerte, en las redes sociales circuló una carta a los familiares de Videla, en la que se les recuerda que ellos sí pueden tener un cuerpo sin quemaduras, moretones, ni golpes, que no fue tirado de un avión, ni torturado con toques eléctricos.
“No fue violado. No tuvo un hijo acostado en el pecho mientras le daban máquina. No lo fusilamos para decir que murió en un enfrentamiento. No lo mezclamos con cemento. No lo enterramos en cualquier parte como NN. No le robamos a sus nietos”, señala la carta.
La familia, mientras tanto, mantiene el hermetismo, ya que lo único que informó de manera extraoficial cuando se supo la muerte de Videla, fue que no habría velorio para evitar manifestaciones públicas de repudio por parte de organismos de derechos humanos.
Además, el gobierno ratificó que Videla sería enterrado sin honores militares, ya que fue destituido de sus cargos por haber liderado el secuestro, tortura, desaparición y robo de bebés nacidos en cautiverio, todos ellos delitos de lesa humanidad, y por lo tanto, imprescriptibles.
La víspera, algunos medios especularon que la tardanza de los familiares en retirar el cuerpo de la morgue se debía a que querían designar un perito que confirmara la causa de la muerte, lo cual fue desmentido este martes por el abogado de los Videla.
Sin mayores trabas judiciales, sigue siendo un misterio por qué la viuda y los hijos del dictador prefieren mantenerlo en un congelador impersonal, junto a otros muchos cadáveres, y no retirarlo para darle, por fin, entierro.
El destino que ellos mismos habían anticipado era el cementerio de Mercedes, ubicado en la provincia de Buenos Aires y ciudad natal de Videla, pero ahí ya hay desde el pasado fin de semana pancartas que recuerdan a sus víctimas y repudian su dictadura.
Marcelo Melo, secretario de Derechos Humanos de Mercedes, reconoció que para la comunidad no es nada grato que el cuerpo de Videla sea enterrado ahí, aunque no le puede prohibir ese derecho a la familia.
Buenos Aires, 21 May (Notimex)