De origen incierto pero asociado al arte bizantino, romano e islámico; los arabescos están entre los elementos ornamentales más versátiles de la historia del arte. Empezaron por representar hojas de acanto de manera estilizada, pero las volutas de la planta mediterránea de hojas brillantes y robustas (también inspiradoras del orden corintio) derivaron con el tiempo en todo tipo de vegetación y en el siglo XVIII (en plena ebullición romántica) los artistas empezaron a fabricar un mundo entre las ramificaciones.

Los románticos —ávidos de explorar culturas antiguas que imaginaban como arcardias perdidas— llevaron al arabesco a su terreno y lo llenaron de símbolos poéticos y personajes místicos. En alemania, los escritores y teóricos del siglo XVIII lo trasladaron a la literatura: el poeta, filósofo y crítico literario Friedrich Schlegel (1772-1829) comparaba las intrincadas formas del arabesco a la estructura que debía tener la poesía y lo definía como “la más antigua e impoluta forma de la imaginación humana”.

En Verwandlung der Welt (Transformación del mundo), en el Kunsthalle de Hamburgo (Alemania) hasta el 15 de junio, la pinacoteca dedica por primera vez en exclusiva una exposición al arabesco romántico en el territorio alemán con obras que lo elevan de fenómeno decorativo y periférico a expresión artística indispensable para las mentes creativas del momento.

Óleos, portadas de libros, anuncios, cuentos infantiles, novelas…

En lugar de agotar sus posibilidades en los márgenes de una pintura, con patrones florales y condenado al puro embellecimiento; el conjunto de obras demuestra que el arabesco desarrolló un significado por sí mismo. Los artistas alemanes demostraron su versatilidad en ilustraciones para novelas y cuentos infantiles; óleos, portadas de libros, anuncios, cartelas… Supieron aprovechar las volutas para unir elementos de naturaleza muy diferente, algo fundamental en el ideario romántico, que consideraba la obra de arte como contenedora de un todo.

Un autor central de la exposición de Hamburgo es Phillip Otto Runge (1777-1810), uno de los fundadores del romanticismo alemán, muerto a los 32 años por tuberculosis. El pintor y dibujante místico representa con un lenguaje de símbolos, formas y colores la armonía del universo; intercambió ideas con el poeta romántico Clemens Brentano y teorías del color con Goethe.

Otros artistas que ilustran la asombrosa evolución del arabesco como expresión independiente son Peter Cornelius (que revivía en sus pinturas el arte cristiano medieval en un estilo romántico), Eugen Napoleon Neureuther (ilustrador de muchas de las obras en verso de Goethe), el lírico Moritz von Schwind y Adolph Menzel, uno de los artista alemanes más famosos del siglo XIX junto con Caspar David Friedrich.

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