Una persona educada siempre es bien vista; sin embargo, todo en exceso es malo, incluso la cortesía, y no posiblemente para quien te rodea, sino para ti mismo. Así que si entre las palabras que más dices al día están: gracias, por favor, lo siento, disculpa, etc, vale la pena que leas estas señales para saber si eres extremadamente educado para tu propio bien:

1. Te disculpas si alguien está de pie. Si tu estás sentado y otra persona se encuentra parada inmediatamente le cedes tu lugar. Obviamente que esté sobre sus pies no es tu culpa, por lo que no existe una razón para disculparte.

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2. Dices gracias cuando sales del elevador.  Las otras personas con las que viajas en el ascensor no te llevarán personalmente al piso que vayas; de verdad, no es necesario darles las gracias.

3. Abres la puerta para medio mundo. Eres capaz de pasar un día entero sosteniendo las puertas abiertas para que otras personas entre o salgan de algún sitio.

4. Te ofreces a hacer cosas que los demás no quieren hacer. Ir a la tienda, lavar los platos, sacar la basura, ayudar a recoger después de una fiesta, para todas estas actividades eres el primero en decir “yo lo hago”.

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5. Cancelas tus propios planes para ayudar a la gente. Sueles anteponer a los demás, y aunque lo tuyo tenga que esperar primero corres a ayudar a la personas.

6. Saludas a toda la gente. Cuando llegas a un lugar tardas una eternidad en saludar a todos los presentes, y si no los conoces ¡no importa! obviamente tú te presentas.

7. Dices «por favor», «gracias» y «lo siento» en la misma frase. Es muy bueno que seas cortés, pero tampoco exageres.

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8. Eres perfecto escuchando. Tus amigos o familiares te llaman siempre a todas horas para contarte sus penas, incluso si es algo que no quisieras oír o son las 2 de la mañana tú prestas atención.

9. Dejas pasar el metro y/o autobuses. Aunque seas el primero en la fila te haces a un lado para que otros puedan subirse antes que tú. Seguramente esto no ayuda en nada si pretendes llegar a tiempo a tu destino.

10. Siempre estás “bien”. A menos que te encuentres prácticamente en llamas tu respuesta ante el “¿cómo estás?” siempre será “bien”.

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Recuerda que tú también eres humano, puedes sentirte mal, querer ser escuchado o permanecer sentado; al igual que todos tienes derecho a pronunciar la palabra NO.